domingo, 31 de julio de 2022

El "tener" no nos hace más humanos. Lc 12, 13-21

Nos hemos ido detrás de Jesús que va camino a Jerusalén... sus palabras y sus gestos no sólo rompen formas de pensar y esquemas de comportamiento, sino que sobre todo enseñan un modo nuevo de relación con todas las cosas.

Un modo que surge del saber QUIENES SOMOS... modo que re-descubre espacios donde entramos en contacto con quién nos habita.

A quién llamamos Padre.


¿De dónde entonces esa acumulación de desilusiones con respecto a los demás?
¿De dónde ese descontento con la propia vida?
¿Por qué esa obsesión por el tener o ese hambre por triunfar ante los demás?
¿Por qué preferimos la comodidad y la seguridad a aquello que es expresión de seguimiento a Jesús que por experiencia sabemos que nos hace más felices?

EL EVANGELIO DE HOY ES UN LLAMADO A LA LIBERTAD.

Libertad de creer que la felicidad vendrá de la mano de cuanto tengamos... o de la satisfacción de cuánta necesidad sintamos... o de los logros que obtengamos... o de los encierros estériles que justificamos.


Jesús nos descubre un camino donde somos liberados de la AMBICIÓN que muchas veces consume nuestras vidas dejándonos en el desaliento y la queja.
Un camino que nos sana las heridas causadas por la frustración de nuestras búsquedas de más... más poder...sentirnos más importantes… más aprobación… más cosas... dónde andamos, sin darnos cuenta, “compitiendo con todos”.
Un camino donde las apariencias y las máscaras que usamos para ocultarnos son consumidas por una Verdad que es más fuerte.

Jesús nos descubre un camino donde somos liberados también de la pretensión de creernos con el derecho de decirle a los demás lo que tienen que hacer...  teniendo que soltar aún eso que creímos mejor para esos otros.

"Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?..."

La libertad de Jesús que nos da verdadera IDENTIDAD nos abre a reconocer en los demás las mismas capacidades... la misma disponibilidad y las mismas luchas también... aunque aparezcan bajo rasgos desagradables para nosotros.

SEAN LIBRES porque LIBRES han sido creados.
Libres de lo innecesario porque no es posible cargar con tanto.
Libres de aquello que no depende de ustedes.
Libres de los parásitos y apegos enfermizos.
Libres de creerse con derecho a todo.
SEAN LIBRES
ABIERTOS A LA COMUNIÓN Y AL COMPARTIR.
                                                                   Nos dice Jesús.

Aún después de tanto tiempo de camino de fe... necesitamos seguir entrando en la dinámica de Jesús que nos humaniza... nos libera de cuánta "relación" que después de darnos satisfacción inmediata nos dejó más vacíos y más esclavos.

Necesitamos seguir descubriendo que el sentido de nuestra vida no está en la acumulación ni el consumo excesivo porque éstas son contrarias a toda BONDAD.
EL "TENER" NO NOS HACE MÁS HUMANOS.

Necesitamos dejar de justificarnos tanto: no es posible un uso evangélico de los bienes que no contemple el bienestar de los demás... porque no es de Dios que algunos tengan tanto y otros tan poco.


Solo quienes se animan a la Libertad que da Jesús son capaces de disfrutar con menos.
Y se abren al dolor y  a la miseria de los demás para responder creativa-mente...

Vivir en clave de Libertad nos hace abiertos al don de la vida... menos exigentes de cómo tienen que ser las cosas... más disponibles a vivir el hoy como se nos da.
Vivir en clave de Libertad nos hace más tolerantes y serenamente receptivos de la vida de los demás... así como están... así como son.


LA AMBICIÓN ENCEGUECE.

NOS VUELVE QUEJOSOS.

MENOS CONTENTOS.

MÁS INDIFERENTES.

MENOS AGRADECIDOS.

MÁS CELOSOS.




¡Señora santa pobreza!, 
el Señor te salve con tu hermana la santa humildad...

La santa pobreza confunde a la codicia 

y avaricia y cuidados de este siglo. 
La santa humildad confunde a la soberbia 
y a todos los hombres que hay en el mundo, 
e igualmente a todas las cosas que hay en el mundo..."
                    del Saludo a las Virtudes de San Francisco





domingo, 24 de julio de 2022

"CuáNto mÁs el Padre dEl ciElo..." Lc 11, 1-13

Hay ciertos gestos que se han quedado grabados en la memoria del corazón... uno de ellos es cuando mi bisabuela Antonia me pasaba su mano rugosa por la panza curándome el empacho... junto al recuerdo aparece la sensación de sus manos como el olor de su habitación donde estaba su altarcito.
Gestos... olores... sensaciones... que evocan Historia... Presencia... Hogar.

Esta es una de esas experiencias humanas que nos hacen de espejo de aquello que ciertos textos del Evangelio quieren provocar en nosotros.

DESPERTARNOS.
Liberarnos de la queja porque nuestra estima quedó herida.
Rescatarnos de la desesperanza porque nuestros planes se frustraron.
Alcanzarnos en medio de la angustia vivida como amenaza.

Y ABRIRNOS A LA EXPERIENCIA de quienes se saben en "las manos de Alguien que bien sabe que hacer con nosotros... y que nos ha dado lo necesario para ser nosotros mismos."
De aquí que el Evangelio, hecho de palabras y expresiones muy propias de un tiempo y de un pueblo, exija de nosotros el esfuerzo de liberarlo de ese ropaje y abrirnos a la experiencia que guarda.

"Él les dijo entonces: Cuando oren, digan:

PADRE, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE..."


Rezar "ABBA" es abrirse a la experiencia de ser sostenido en la vida... de saberse abrazado por un Amor que todo lo supera... es percibir dentro un anhelo de PLENITUD que sólo toma rostro cuanto más ama y se compadece.
Rezar "ABBA" es saberse junto a otros...  es hacer REINO.

Ni la soledad... ni el vacío... ni esos sentimientos que nosotros usamos para encerrarnos... fueron para Jesús amenazas que necesito llenar para vivir.

Al contrario fueron espacios que al permanecer abiertos se transformaron en puertas por donde entró la gente a su corazón.
Jesús tenía tiempo y espacio en el corazón para ocuparse del dolor y la preocupación de los demás por que estas eran "las cosas de su Padre..."

Por eso podríamos decir que la oración de Jesús surge del corazón de la gente herida y maltratada... corazón atravesado por deseos de Vida que cree calmarlos con la satisfacción de sus necesidades básicas... o con la comodidad o el placer.
Es como si cuánto más se compadecía... más percibía la ausencia y la carencia de "lo esencial" que herían el corazón humano... y que en vez de des-alentarlo lo animaban a darse más... para que allí los demás pudiesen percibir - se pudiesen confiar- y se experimentarán ENCONTRADOS.

El PADRE NUESTRO nos quiere despertar de esas situaciones que a veces ocupan toda nuestra atención- y abrirnos a lo que realmente es esencial y que no puede ser recibido si no como DON.

De allí la parábola del "Amigo insistente" ... donde la prudencia parece no existir ... donde la carencia es tal que no ahorra esfuerzo para conseguir lo necesario.
Como hemos reducido esta oración del "Padre Nuestro" a una simple petición de cosas que necesitamos.

El PADRE NUESTRO es un grito que surge de la CARENCIA DE SENTIDO - carencia de lo que realmente da vida - que con mucho temor y temblor y en el "mientras tanto de la historia" se arriesga a esperar no de cualquier manera sino CONSTRUYENDO REINO - HACIÉNDOSE PAN - SIENDO PERDÓN.
CREYENDO que allí hacemos experiencia de Dios - nos encontramos con lo más humano de nosotros mismos y nos hacemos uno con los demás.

¿Cómo vamos hacer experiencia de PADRE si andamos desencantados de la vida?
Si nuestra vida se siente llena porque se siente cómoda y segura. O al contrario... porque se siente sola y dolorida.
¿Cómo vamos hacer experiencia de PADRE si no sintonizamos con la Compasión del Corazón de Jesús?
Si estamos tan ocupados... y la prisa marca el ritmo de vida.

"Si ustedes que son malos,
saben dar cosas buenas a sus hijos,
¿cuánto más el Padre del cielo
dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan?"

Sólo el Espíritu puede abrir para nosotros la experiencia de Jesús que nos hace decir Padre.
Sólo el Espíritu puede poner a nuestra disposición la compasión de Jesús que nos haga más cercanos... capaces de dejarnos afectar por lo que le sucede a los demás.
Sólo el Espíritu de Jesús puede sostenernos en la apertura... en la posibilidad de novedad que lleva todo hombre y toda mujer.

SÓLO EL ESPÍRITU DE JESÚS puede sostenernos en nuestro esfuerzo por construir REINO.


Esperando siendo compasión,
Incluyendo,
Haciéndonos Perdón,
Amando con los modos de Jesús,
NOS VAN HACIENDO MÁS PARECIDOS

AL DIOS QUE NOS HA CREADO

Y QUE LLAMAMOS "PADRE NUESTRO".