Es así que se le presentan estos hombres que formaban parte del grupo de los "saduceos"...
una clase política dentro de los judíos más ortodoxos que se mantuvo muy cercana al imperio romano como medio para proteger sus intereses económicos y sus privilegios.
Aquellos hombres, tal vez nosotros también, se acercan a Jesús desde una manera de interpretar el mundo... se acercan trayendo dentro de sí las experiencias de ausencia y de separación que tanta ansiedad y tanta angustia generan en nuestras vidas... vienen a Jesús con una manera de percibir la realidad... lo que realmente es... de ahí la necesidad de buscar que algo sea seguro.
Nos sigue costando mucho aceptar que cuando nos hacemos conscientes -porque nos detenemos- de quienes somos en verdad, entramos en contacto con esa Presencia de la cual nunca nos hemos separado.
Aquellos hombres, tal vez nosotros también, se acercan a Jesús desde una manera de interpretar el mundo... se acercan trayendo dentro de sí las experiencias de ausencia y de separación que tanta ansiedad y tanta angustia generan en nuestras vidas... vienen a Jesús con una manera de percibir la realidad... lo que realmente es... de ahí la necesidad de buscar que algo sea seguro.
Nos sigue costando mucho aceptar que cuando nos hacemos conscientes -porque nos detenemos- de quienes somos en verdad, entramos en contacto con esa Presencia de la cual nunca nos hemos separado.
"El fondo de Dios y mi fondo son uno
y el mismo fondo" dice el Maestro Eckhart
Crecer en la consciencia de esta realidad no solo da fuerzas para vivir; sino que además transforma el modo de percibir y por ende de vivir lo que nos pasa; haciéndonos más libres de quedar fijos en las experiencias de rechazo, de ausencia que tan mal nos ponen.
Por más cerca que estemos de los demás... por más comunión que tengamos con el entorno... nuestro modo de percibir, tal vez identificado con nuestras heridas o con nuestras necesidades, nos llevará a cuidar para no perder o a sentir que siempre algo nos falta.
Pero si nos hacemos presentes a nosotros mismos podemos entrar en contacto con esa Presencia que libera y transforma el modo de estar y de relacionarse con todo lo demás.
"Todo está aquí - y a la vez-
todo está por hacerse" J. Melloni.
Podemos decir entonces que el "cielo comienza aquí y ahora"... y este "aquí y ahora" es lo único que tenemos... como dice una canción:

La Presencia que nos habita – la Vida eterna que comienza aquí, el Reino en nosotros- es una invitación a ser conscientes de los miedos y de la heridas que siguen tironeando la vida.
“Miedos”, expresiones muchas veces de nuestra ignorancia de lo que realmente es y somos: miedo al abandono, a la soledad, a desaparecer, a ser olvidados, a la muerte.
"Miedos" que muchas veces se transforman en nuestra obsesiva preocupación por la salud o por permanecer jóvenes; o por hacer grandes cosas o "importantes cosas" para ser recordados o por hacer de nuestros hijos una prolongación de nosotros como sí eso nos asegurará permanecer vivos.
“Heridas” que provocan mucha ansiedad y sufrimiento por no sentirnos queridos, amados, reconocidos o mirados como quisiéramos.
“Heridas” que nos llevan a sentirnos solos y abandonados, asumiendo posturas rígidas, resentimientos eternos y críticas permanentes.
No hay necesidad de correr hacia ningún lado para alcanzar ese “Lugar primero, el origen del que brota el mundo y nosotros mismos, ese único y mismo Fondo…” cfr. J Melloni.
El camino no es otro que el entrar sin resistencias a la realidad en la que estamos y somos... aceptando lo que se da.

"Los lirios del campo y las aves del cielo no se preocupan porque están en sus manos...
Tené confianza en mí acá estoy junto a vos..."
Que nos alcance
la experiencia de Jesús,
y se rompan todas esas formas de pensar que siguen separando a Dios de nuestra condición humana... "nuestro fondo y el fondo de Dios es el mismo"... abriéndonos a una profunda confianza… quitando miedos y culpas.
Que nos alcance
la experiencia de Jesús,
y nos haga conscientes de que toda nuestra vida -que abraza esta vida física y su muerte- es una con Dios… nunca estaremos lejos.
Que nos alcance
la experiencia de Jesús,
y descubramos que somos uno con los demás… que somos parte de los demás y de la realidad a la cual buscamos acercarnos… por eso nunca estamos solos ni separados.
Que nos alcance
la experiencia de Jesús,
descubriéndonos que en la escucha sagrada a la vida de los demás, en el servicio desinteresado - en la veneración profunda de la vida de los demás, se nos juega la vida.
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