domingo, 9 de marzo de 2025

Necesitamos atravesar el DESIERTO. Lc 4, 1-13


"Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán 
y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado..."

Habiendo tenido la experiencia de estar "animado" - sostenido, habitado, escuchado... Jesús se deja llevar al desierto... como si tuviese que atravesar el desierto para permanecer... para seguir haciendo experiencia de esa verdad que lo habita.
Atravesar el desierto -que en nosotros puede tomar diferentes rostros-, es ir al encuentro con lo mejor de nosotros que, llevado por la confianza busca la apertura -cómo aceptación de lo que es y de lo que llega- y la entrega -cómo disponibilidad ante quién nos sale al encuentro-, como forma de vida; y también es hacerse consciente de la desconfianza que también encontramos dentro; desconfianza que se busca así mismo, que busca construir su propio mundo, que no acepta límites, y que se engancha detrás de cualquier ilusión que venga a satisfacer sus búsquedas, la mayoría de las veces egoístas.

COMO NOS CUESTA COMPRENDER Y ACEPTAR QUE LA PRESENCIA DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA EN NOSOTROS MANIFIESTA LA PRESENCIA DE LA LIBERTAD... EL RIESGO DE LA LIBERTAD... Y NO UNA FALLA QUE HAY QUE CONDENAR Y SACAR.

Superando el lenguaje mítico del evangelio, no necesitamos recurrir a ningún enemigo exterior para hacerle cargo de nuestros actos; ni tampoco recurrir a un milagro para que nos salve de lo que nosotros tenemos que hacernos responsables.

Las tentaciones revelan de alguna manera nuestra Identidad... en dónde estamos parados?... cuáles son nuestras prioridades?... qué motiva nuestra vida verdaderamente?... por quién vivimos?... para quién vivimos? y qué pasa cuando la vida se resquebraja, cuándo lo que construimos se rompe?.

En las tentaciones se muestra en verdad que Jesús ha querido asumir a fondo nuestra condición humana... que no ha querido pasar por alto lo que significa crecer - tomar decisiones - jugarse... lo que significa la crisis - la lucha en nuestra vida... los ciclos vitales.

Momentos, en donde las formas de expresar lo esencial caen, porque no satisfacen, ya no motivan -parecen haber perdido el sentido -. Y la experiencia de la soledad se hace más fuerte; y la tendencia a buscar rápidamente algo que llene ese vacío, se transforma en una salida necesaria.
Momentos, dónde los "demonios" de siempre, cobran nuevas fuerzas, y se muestran con rostros distintos o bajo expresiones muy lógicas -muy razonables-:
-"Nunca me sentí como ahora con esta persona" (en la infidelidad)... 
-"Ya he dado tanto que ahora me toca a mí..." 
-"Si los demás no lo hacen ni se preocupan tanto porque yo sí..." 
-"Ya hace tiempo que no siento nada... será culpa mía?... o algo no estoy haciendo bien?... o tal vez todo es un invento?...

Son estos los momentos que requieren una mirada y una interpretación nuevas... estas son CLAVE para continuar la búsqueda y no resolver lo que nos pasa de manera impulsiva.
Así se acerca el demonio a Jesús, llevando una interpretación concreta de la palabra... a la que Jesús responde con otra cita mostrando lo equivocado de dicha interpretación.

¿Quién tiene razón?¿Cuá
l interpretación, es "de Dios"?
¿A qué nos llama, entonces? 
¿Qué es vivir en clave de seguimiento?
¿A qué idea de Dios responde cada una?

Necesitamos soltar ciertos modos de pensar la vida y por ende a Dios para encontrarnos con una mirada nueva que dé luz a lo que vivimos y que dialogue sin juicio con esa parte de sombra que llevamos dentro.  Muchas veces nuestra propia interpretación nos ahoga... nos encierra... nos condena.

Hacer propio los modos de Jesús...crecer en el seguimiento... como para crecer en la vida... significa pasar por esos momentos donde nuestra IDENTIDAD es puesta en crisis... donde estamos invitados a volver a decirnos quienes somos -desde una mirada nueva-... y para eso hay que atravesar el propio desierto 

"El hombre no vive solamente de pan..." le respondió Jesús.
Llevamos dentro un anhelo de que la vida sea algo más que saciar el hambre de pan -símbolo de nuestras necesidades más esenciales-... y lo notamos... pero a veces es preciso "ayunar" en querer satisfacer todas nuestras necesidades, que nos dejan en la falsa ilusión de estar "satisfechos", pero embotando lo mejor de nosotros que es la apertura y el encuentro con los otros.
Crecer requiere aprender a colocar aquellas cosas que experimentamos como necesidad dentro del mundo de los significados... si no nos volvemos "animalitos". 
Es de humanos tener un "porqué en la vida" que sea más fuerte que cualquier otra cosa... es lo que da sentido y verdadera libertad a la vida...  es lo que ilumina las renuncias y los fracasos.
Y si andamos ciegos de nuestras necesidades, podemos herirnos y herir a los demás.

"Adorarás al Señor, tú Dios,
y a él solo rendirás culto..." le respondió Jesús.
Buscamos autenticidad - ser nosotros mismos... y a veces buscando esto hemos vendido parte de nuestra libertad creyendo en el poder que dan los otros o que dan las cosas... transformándolos en ídolos.
"Somos habitados" - y adorar es reconocerlo en nosotros y en los demás...
Y nadie puede ocupar ese lugar ni nadie puede entonces responder por nosotros frente a la vida... allí estamos solos con Quién nos habita.

"No tentarás al Señor, tu Dios"
Llevamos dentro un anhelo de Incondicionalidad y de una profunda búsqueda de reconocimiento... y a veces buscando esto nos hacemos de tantas maniobras para aparecer "perfectos" y "sin manchas"... casi como Dios.
Delirios de grandeza... sentirse mejores... creer que se sabe todo... sentirse salvadores de los demás... importantes porque siempre se está ocupado... generar grupos selectos - grupos de puros...  no son más que formas de negación de lo que somos en verdad: "barro tosco y oscuro animado por el Espíritu..."
Reconciliarnos con nuestra condición de criaturas nos hace experimentar nuestra verdad de HIJOS... compartiendo un mismo Ser con los demás.

AHORA,
buscando aquello que anhelamos es que nos contentamos a veces con otros "bienes" que nos hacen sufrir y nos esclavizan... y como consecuencia herimos a los demás.

Atravesar el desierto nos desnuda... nos despoja de lo que no somos... y solo atravesando el desierto, nos encontramos con quiénes somos en verdad... ahí radica el poder liberador de nuestros desiertos.

No le tengamos miedo al silencio que viene con el desierto... permitamos que todo lo que nos separa de nosotros mismos se resquebraje.

"Solo en el silencio
y en la oscuridad,
puede verse y oírse lo real."
N.




miércoles, 5 de marzo de 2025

Hacer Reino es hacer Cuaresma. Mt 6, 1-6. 16-18

Hace un tiempo leí un comentario que decía que los evangelios son como "las notas de una sinfonía..." escuchar y dejarse llevar por esa melodía es lo que nosotros podemos hacer.

Y aunque esto parezca algo fácil... con los años nos vamos dando cuenta lo difícil que es escuchar y más aún dejarse llevar.

Al inicio de la Cuaresma se nos invita a escuchar unas notas: Limosna, Ayuno y Oración-; que seguimos interpretando como obligaciones a cumplir o cómo cosas, a través de las cuáles, Dios nos quiere ver sufrir... que no sólo nos dejan tranquilos por hacerlo, sino que además creemos que con eso vamos a conseguir algo más de Dios... reduciendo de esa manera las palabras de Jesús "y el Padre que ve en lo secreto te recompensará...", a una cuestión comercial dónde a Dios le damos algo para que nos devuelva otra cosa -y allí cada uno pone su intención-.

Descubramos que si estas notas no tocan nuestra vida, es decir, no trastocan lo que creemos importante -el hacía donde caminamos-; sino transforman nuestros gestos y palabras en gestos y palabras de Reino -que es a lo que nos llama Jesús: vivir el Reino que está dentro nuestro- que es expresión de una humanidad más plena-;  no solo no estamos escuchado bien, sino que además estamos escuchando otras notas, que parece que nos interesan más.

La LIMOSNA,
es consecuencia de una injusticia donde algunos tienen y otros no.
Injusticia que hace creer que porque damos algo a los que no tienen, ya cumplimos; y al no sentir más la culpa nos sentimos bien.
¿Al servicio de quién estuvo lo que hicimos?

Entrar en la lógica del Reino, es descubrir que es de Justicia compartir lo que tenemos. 
Dar limosna es abrirse a romper con la obsesión del tener -porque nada le aportará algo más a la vida-; a darle la espalda a esa tentación de buscar dominar a los demás -cómo si eso probase algo-; a soltar la lógica del cálculo que pone límites al compartir lo que tenemos con los demás.

Hacer de la limosna expresión del Reino, es hacernos conscientes, cada vez más, de que todos somos mendigos... de ahí la urgencia de salir al encuentro del otro, porque compartimos una misma Identidad y una misma Casa -con sus dolores y alegrías-.

Es abrirnos a la GRATUIDAD de que todo es DON.

Podemos AYUNAR porque tenemos comida todos los días.
Seamos conscientes entonces, de que no se nos juega nada en este gesto... a no ser que, descubramos que la invitación del Reino desde aquí, es ayunar de todo aquello que nos mantiene satisfechos, dormidos e indiferentes.

Ayunar, dejando que aparezcan los vacíos que solemos llenar con tantas cosas, y quede en evidencia quién verdaderamente guía nuestra vida.
Ayunar de nosotros... para que todos puedan tener lo justo y lo necesario... todos los días.
Entrar en la lógica del Reino es hacer lo que está al alcance de cada uno para mejorar la situación de todos.

Entrar en la lógica del Reino es aquello de la primera comunidad... "Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno." (cfr Hech 2, 44-45)
Ayunar es descubrir la GRATITUD de ser Don para los demás.

Abrirnos a la
ORACIÓN,
es caminar hacía lo profundo, dónde somos habitados
es abrirnos a una relación
no es pedirle que haga las cosas que nosotros no hacemos, cómo si Dios, estuviese al servicio de nuestras necesidades y carencias

Entrar en la Oración de Jesús -Reino de Dios- es entrar en un modo nuevo de relación, que se encarna en la relación con los demás donde se rompen los esquemas de exclusión y no hay límites para el amor... donde el corazón es ensanchado.

Entrar en la Oración de Jesús -Reino de Dios- es entrar en contacto con la verdad de "quienes somos y a que somos llamados"... que se hace carne dando vida en toda situación; de ahí la aceptación de cuánto vivimos.

ORAR 
es permitir que se ensanche el corazón a la medida de lo que se adora.
Y claro que esto supone esfuerzo para permanecer, para hacer silencio, con tiempos concretos, aunque nada parezca cambiar.


HACER CUARESMA ES HACER REINO.
Es construir fraternidad... porque somos iguales y nadie es mejor que nadie.
Es acercarnos al diferente, achicando distancias y bajando barreras.
Es salir al encuentro, dejando la comodidad y los miedos.
Es animar la vida siempre, allí donde está y como está. Es construir Justicia.
Es saberse en comunión, con las alegrías y las tristezas de los demás. ¿Quién rechaza la parte del cuerpo, cuándo esta le duele?

HACER CUARESMA ES HACER REINO.
Buscando de esa manera lo que nos hace más "plenamente humanos"

Por favor... volvamos a darle a estos gestos -Limosna, Ayuno y Oración- el sentido de Reino por el cual están.
Cada gesto a su manera tironea al corazón para que descubramos de qué está hecho el nuestro... cuáles son sus posibilidades.

...para el Reino lo que somos... lo que tenemos... lo que deseamos.

domingo, 2 de marzo de 2025

De la aBundanCia del coraZón... Lc 6,39-45


Nos encontramos con un "evangelio" que intentó tal vez, agrupar en torno al "sermón de las Bienaventuranzas", una serie de dichos que habrían sido dados por Jesús en varias oportunidades.
Y aunque esto pueda ser así, cada uno de los dichos, a su manera, no dejan de ser una invitación a "estar atentos" a nuestros modos de mirar y de acercarnos al otro.


Creo que todos, teniendo en cuenta cada vez más, nuestras formas de percibir la realidad tan afectadas por nuestras propias historias, podemos estar de acuerdo en la necesidad de seguir cuidando los modos  -las maneras- de relacionarnos entre nosotros.

El evangelio, viene a ser entonces, una invitación a descubrir la dificultad que primero tenemos con nosotros mismos, a la hora de mirar nuestras propias cegueras, que imposibilitan de alguna manera el poder ver, con más verdad, la realidad del otro y lo que el otro puede llegar a necesitar.
Cómo decirle al otro lo que está haciendo mal, cuándo hay tanta dificultad para escucharnos a nosotros mismos;  para hacernos más responsables -sin culpas ni condenas- de las heridas que traemos.
Cómo saber lo que hay que hacer o no en tal situación, cuándo no somos conscientes de los prejuicios -o de las estructuras mentales, rígidas y estrechas- que llevamos dentro.

El evangelio nos alerta sobre esas sombras -"vigas"- que están en nosotros -que pueden no ser pecado, pero son límites, de los cuales nos tenemos que hacer responsables-; que nublan  nuestra capacidad de mirar a los demás, sin darnos cuenta que podemos estar rechazando en los demás lo que rechazamos en nosotros.

Habrá que descubrir que, en muchísimas ocasiones, somos como "ciegos" pretendiendo "guiar a otro ciego"... "cayendo ambos en un pozo", dónde la oscuridad del mutuo reproche, y la violencia, aparecen cómo las únicas alternativas.

SOMOS CIEGOS...
Somos ciegos cuando nos creemos todo lo que nos decimos de los demás.
Somos ciegos cuando no contamos con nuestras propias cegueras y andamos por la vida resolviendo los problemas de los demás.
Somos ciegos cuando hacemos de nuestras interpretaciones o lecturas de lo que viven los demás, verdades absolutas.
Somos ciegos cuando andamos a las patadas con algo de lo que hoy vivimos -¿o seguimos creyendo aquello de "corazón que no ve, corazón que no siente"?-

Si estamos ciegos con nosotros mismos, nos saldrá con mucha facilidad marcar lo dificultoso del otro, porque nuestra capacidad de percibir y mirar no será más que aquella que surja de las rendijas por donde... aún en medio de la ceguera... se percibe o entra un poco de luz.

Necesitamos hacernos conscientes de la necesidad que tenemos de aprender esa actitud interior, que es expresión de la Bondad que nos habita, y que podríamos llamarla como el "aprender a descalzarnos" frente a la realidad sea cual sea.

DESCALZARNOS...
Descalzarnos será permitirle a nuestra condición de caminantes que marque el modo -que sea el criterio- de mirar la vida de los demás.

Descalzarnos será abrazar nuestra identidad de pobres y limitados, soltando esa pretensión de aparecer perfectos y mejores que los demás.


Descalzarnos será mirar con ternura... o volver a mirar... abriéndonos a la pregunta que surge de aquello que no podemos comprender del otro... sabiendo que nunca podremos agotar en la respuesta que encontremos, el "misterio" que el otro es.
Descalzarnos será dejar hablar al corazón, que es capaz en medio de cualquier situación, encontrarse con la bondad que todo lo habita.

Descalzarnos será permitirle al "asombro" decirnos, una y otra vez, que todo o algo, no lo es del todo como nosotros lo vemos o pensamos.
Descalzarnos será caminar despacio, porque nuestras propias heridas nos acompañan, y reclaman paciencia y mucha humildad.

Descalzarnos será caminar hacia el encuentro con los demás, dejando la prepotencia que cierra, y dejando también, el creernos dueños de la verdad que solo genera rechazos y  barreras.

Que, de las raíces de nuestra verdad más profunda, surjan los gestos y las palabras, con las cuales intentamos vivir y con-vivir con los demás.
Y que no nos desanime, el darnos cuenta que esto, nos llevará toda la vida.

domingo, 23 de febrero de 2025

El AMOR no dice BASTA. Lc 6, 27-38

"Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio... y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos."


No tendremos otra manera de aprender a ser "hijos del Altísimo", si no es mirando a través de los gestos y de las palabras de Jesús, porque él mismo dijo que, "quien me a mí, ve a mi Padre". Siendo la "razón" -el sentido- además, del porque estamos aquí.

En sus palabras, como en sus gestos  -hasta en su camino de pasión-, nos encontraremos, con esa decisión de Amar de parte de Dios que permanece, y que jamás será respuesta a nuestras buenas acciones.

Salidos del Amor.
Estamos hechos para amar.

Será parte de un largo camino comprender que, este amor que está al inicio de nuestras vidas, es el que posibilita la locura de amar hasta a aquellos que nos golpean -
porque nadie puede dar lo que no tiene-; pudiendo así superar la dinámica del "ojo por ojo" o la del resentimiento que detiene y cierra toda nueva posibilidad de crear.


Pero una manera de amar así no surge espontáneamente, ni no nos sale de manera instintiva. No es resultado de un acto de voluntad o un sentimiento que puede despertarse.
Tampoco es respuesta a lo que el otro hace o deja de hacer... no es consecuencia del buen trato o del cambio del otro.
Necesita de una profunda comprensión interior, que sabe que necesita aprender.

"Amen a los enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman.", dice Jesús.

Habrá entonces que, decidir una y otra vez disponernos interiormente, a mirar hacia Jesús... y participar de su manera de mirar.

Mirar para aprender, a que las personas que se acerquen a nosotros no se sientan, en primer lugar, juzgadas, sino que se sientan con mucha confianza a mostrarse como son... sobre todo, cuando parece, que la apariencia -lo de afuera-, lo es todo.

Mirar y aprender de Jesús, en su modo de hablar de los demás, donde está ausente la crítica o el hablar por atrás... donde las personas sintiéndose seguras, pueden acercarse sin cuidados y sin miedos a ser heridos.

Tal vez, tendremos que aprender de Jesús, para llevar el corazón a amar hasta los límites donde, dejando el error o la equivocación, se mira y se celebra la posibilidad de cambio que los demás tienen.

Abra que decidir, una y otra vez, a disponernos interiormente a mirar a Jesús en su búsqueda constante de lo perdido... de lo último... de lo que no cuenta... rompiendo con todas las estructuras mentales y religiosas para incluir... soltando etiquetas para posibilitar la vida.

Y aprender que nadie es mejor que nadie... que los demás no son una amenaza a nuestro bienestar porque nos cambian las cosas o no hacen lo que nosotros queremos... o que los demás no son una conquista para fortalecer nuestra estima personal -de ahí la permanente preocupación por saber que piensan de nosotros-.

Le tendremos que permitir a Jesús que nos enseñe, a no reaccionar tan mal, cuando vemos el error del otro... y descubrir que la intolerancia no es más una gran falta de ignorancia... porque, ¿quién deja de amar, alguna parte de su cuerpo, aun si le duele?.

La medida con que medimos, es la misma medida con que nos medimos. 
Y esto puede ser terrible.
La ignorancia es terrible.

Jesús, que quiere llevar nuestro corazón y su capacidad hasta el límite, no dice "comprendan" - "aguanten" - "soporten" - sino que dice "amen y rueguen por sus enemigos".
Amen y rueguen, en medio de lo que les provoca enojo y repulsión, sin que esto signifique justificar la situación, o volver a exponerse al mismo agravio.

NO CONVIERTAS A NADIE EN ENEMIGO, nos dice Jesús... aun cuando se piense distinto… aun cuando nos calumnien… aun cuando el otro nos vea y obre con nosotros como un enemigo.

Sentirse herido… disentir buscando tener la razón… enojarse... sentirse atacado… no son más que reacciones de nuestro "ego herido" -identificado tal vez con alguna imagen personal-.
Un "ego herido" no permite soltar lo que nos daña; y convirtiendo al otro en enemigo le da un poder que no tiene.

Convertir al otro en enemigo nos imposibilita para amar; porque es, en el "amor a nuestros enemigos"  - en el modo de amar a quien nos hirió como aquel que no responde como nosotros quisiéramos-, dónde se nos juega, lo que decimos con la palabra AMOR en otros vínculos... más aún pone en evidencia de que están hechos los otros amores.

"Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios (Mt 5,9). 
El siervo de Dios no puede conocer cuánta paciencia y humildad tiene en sí, mientras todo le suceda a su satisfacción. Pero cuando venga el tiempo en que aquellos que deberían causarle satisfacción, le hagan lo contrario, cuanta paciencia y humildad tenga entonces, tanta tiene y no más"
Adm 13, san Francisco de Asís

¿De qué están hechas nuestras reacciones cotidianas?
¿Quiénes son nuestros enemigos, entonces?
¿Qué es aquello que no nos permite vivir como quisiéramos?
¿Quiénes son aquellos que su sola vida son un obstáculo para las nuestras?

¿NO SERÁ QUE NO EXISTE OTRO ENEMIGO QUE NOSOTROS MISMOS?
Entonces habrá que comenzar por amarnos más.
Y comprender que no hay enemigos.




domingo, 16 de febrero de 2025

EN SU AMOR, la vida prevalece. Lc 6, 20-26

Podríamos acercarnos al evangelio de hoy, preguntándole a Jesús, qué es lo que ha percibido en su propia humanidad que, al mirar la realidad, no se deja llevar por la desesperación ni por la indiferencia, sino que le surge decir "felices ustedes..."

Todos, somos conscientes de las situaciones difíciles que atravesamos como humanidad, en dónde muchas personas se siguen experimentando fuera de una estructura que parece decirles que "no hay lugar para ellos".
Y también somos conscientes, de la importancia de la mirada, que podemos tener frente a la realidad del otro... sabemos que el sentido que le damos a una misma situación hace la diferencia... esa primera interpretación puede abrir y levantar la esperanza o puede cerrar y atar al desaliento...

"Que nos convirtamos en gente misericordiosa o en asesinos, depende mucho de quien nos cuente acerca de la vida..." H. Nouwen

Sabemos que estamos atravesados por el dolor y la injusticia, en donde muchos sienten, que las atraviesan solos -ni escuchados ni acompañados-... y hacia donde otros, miran y pasan como simples espectadores de una realidad que ya han dado por pérdida en muchos de sus aspectos... o simplemente no les interesa porque tendrían que dar de su tiempo o les traería más "problemas" a la vida.

Jesús se encuentra con la mirada de aquellos que experimentan en sus vidas algún tipo de carencia o de situación injusta... y al decidir no pasar de largo, es capaz de encontrarse con esos modos de mirar - de interpretar, de juzgar y de condenar- que atan, a la vida y sus posibilidades, a la resignación o a la postergación porque parece no haber una alternativa...
Y es justamente allí, donde Jesús escuchando "sus gritos", se pone en contacto con los anhelos que aquellas situaciones de injusticia y de hambre muestran... por eso: ¡Felices ustedes los pobres... Felices ustedes los que lloran... Felices ustedes los que tienen hambre..."

Es una palabra que quiere romper con unos modos de mirar la realidad, y de encontrarse con ella, que nada tienen que ver con las posibilidades más humanas y más auténticas que todos llevamos dentro.

Las "bienaventuranzas" surgen del encuentro de la vida, atravesada muchas veces por la injusticia y el dolor, por la pobreza y la desesperanza, con el "Corazón de Jesús" que es capaz, de percibir allí mismo la fuerza ("los anhelos"- "el deseo de plenitud") que tiene, la propia vida, de abrirse caminos a través de las peores circunstancias.

Son una invitación a darnos cuenta que, cuando la vida atraviesa esos momentos, no nos sale ser espectadores...

¿Quién puede ser espectador cuándo algo le duele?

Ante esto, podemos tomar una actitud pasiva, cerrándose en el resentimiento y no permitiendo ningún tipo de ayuda; o seguir pensando en la idea de un Dios que permite tales cosas y por ende hay que aceptarlas creyendo también que después llegará una recompensa - si no es aquí será más adelante, en el cielo-.
Pensamientos que parecen amortiguar la situación que vivimos, no descubriendo que el hoy cargado de dolor y de injusticia, guarda todavía en su interior la posibilidad de responder, con más humanidad, con más apertura y entrega, con más vida, con más Jesús, a la dificultad.

Por eso las bienaventuranzas, quieren sacarnos de esa mirada negativa que evita todo dolor o conflicto -que lo interpreta como castigo o como injusto- negándose a crecer y hacerse más responsable de sí mismo. 

Liberándonos de nuestra ceguera, son una invitación a percibir que la carencia sentida nos conecta con la urgencia de buscar, no sólo para nosotros mismos, sino también para los demás aquello que nos hace más humanos.

La carencia llamada "bienaventurada" se convierte también, en expresión del clamor de muchos que los que están "saciados", les puede resultar difícil ver.

Jesús llama bienaventurados a los que
experimentan estas carencias  - no para pedirles que se conformen - sino para que descubran que nada podrá arrebatarles jamás la posibilidad de buscar para sí y para los demás aquello que hace más saludable y humana la vida.

PORQUE esa carencia, ese dolor, o esa situación, no son toda la REALIDAD - 
no es todo lo que percibimos o pensamos como VERDAD.
DIOS seguirá siendo la "última realidad de las cosas" - 
"el Fondo de todas las cosas".

Necesitamos entonces descubrir que en la búsqueda de pan para los demás es saciado el hambre de vida y de sentido que tenemos.
Que en la preocupación por no ser causa de lágrimas para los demás somos consolados.

Necesitamos descubrir que no podemos pasar por la vida, siendo indiferentes y lejanos a los demás... y que no basta con no ser la causa de la pobreza o del llanto de los demás... sino que el bienestar que buscamos para nosotros, se encuentra en el camino de compromiso por el bienestar de los demás.

La FELICIDAD es un camino de SOLIDARIDAD.

De esto nos hablan las carencias sentidas.
Las injusticias que nos atraviesan.
El dolor que siente el corazón en las situaciones que vivimos.

Que pueden ser,
una fuente inagotable de vida, 
tanto para nosotros cómo para los demás.

Y no porque Dios las quiera o las permita.
Están ahí... vienen.
Generadas o no.
No seamos nosotros la causa para otros.
Permitamos que nos liberen de la ceguera.
No nos resistamos...

Porque ninguna de ellas es más fuerte, 
que la capacidad humana de crecer, aún en medio de ellas.

"El mundo es de nuestro Padre Dios.
No permitas que nunca lo olvide.
Que aunque el mal parezca fuerte,
Dios sigue siendo el soberano.."




domingo, 9 de febrero de 2025

Reconciliados "rescatando gente" Lc 5, 1-11

Nuestras historias de fe y de relación con Dios son precedidas por la experiencia de otros y afectadas por el presente.
Es así que Pedro llevaba sobre sí el aparente "silencio de Dios" que el pueblo padecía, como así también la incertidumbre de vivir dominados por un imperio extranjero.
Por  estas vivencias Pedro tal vez vive sin esperanzas, metido en sus negocios, acostumbrado al nuevo régimen.
Ni aún la noticia de un nuevo profeta lo había movilizado, ya habían pasado tantos. Y será Jesús quién tome la iniciativa, y no sólo saldrá a su encuentro sino que además lo invitará a seguirlo, sin resolverle ninguna de sus dudas.

Qué difícil es aceptar ciertas invitaciones que nos saquen del lugar en dónde estamos, siendo hombres y mujeres que lo racionalizamos todo y que no damos un paso si no vemos todo claro, o que no nos arriesgamos a más si antes no nos aseguran que grande será el beneficio.
Parecería que nos tuviese que pasar algo muy fuerte para movilizarnos... para que nos preguntemos el porque de algunas cosas... porque lo cotidiano ya no lo notamos.

"...la gente se agolpaba alrededor de Jesús
para oír la palabra de Dios..." dice la palabra.
Jesús se toma tiempo para hablarle a la gente... se detiene allí donde la gente está... a la orilla del mar... entre los olores del pescado y el sudor de la gente... entre el griterío de los niños y los retos de las madres... en la calle.
Y para tener mejor perspectiva y ser mejor escuchado le pide la barca a unos pescadores para subirse en ella y alejarse de la orilla... y siguió enseñando.
Pedro no había ido a escuchar a Jesús ni tampoco parece que le ha llamado la atención.
De alguna manera está "no escucha" de Pedro refleja la indiferencia frente a sus propios anhelos que han sido callados por tanto desaliento y por tanto silencio... refleja su propia lejanía con él mismo.

"Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: 
Navega mar adentro y echen las redes..." 
Pedro y sus compañeros habían trabajado toda la noche sin pescar nada... no tenía ningún sentido lo que les está pidiendo.
Podría decirle que tal vez de palabras al pueblo él no tenía mucha idea pero de pesca sí... más aún podría enumerarle las veces en donde el fracaso de una buena pesca se había hecho presente.

Pero Pedro no se quedó encerrado en la amargura que tal vez esos intentos inútiles habían producido  -la amargura provoca siempre desconfianza- sino que... sin saber muy bien porque... dijo: "...pero , por tu palabra... si tú lo dices... echaré las redes..."

¿Cómo hemos reaccionado nosotros ante nuestros fracasos, ante nuestras decepciones?
¿Qué hemos hecho con la amargura que produjeron?
¿De dónde el desaliento que nos acompaña por momentos en la vida?
¿Cuánto  de desconfiados nos hemos vuelto?

No sólo Pedro se atreve a ir mar adentro... a salir de la orilla... a dejar la superficie que solo registra intentos y fracasos... sino que confiado... apostando a una palabra que escucha... decide hacer algo extraño -ridículo-... la pesca siempre es de noche o de madrugada.

Nuestra verdad... lo que somos... lo que da sentido de camino a nuestras vidas y que es capaz de iluminar y abrazar hasta aquello que percibimos como fracaso... solo se encuentra en lo profundo... pero nosotros nos seguimos quedando "en las orillas".

Si a esa verdad la buscamos en las orillas de la vida, quedamos esclavizados por tantas miradas de cómo deben ser las cosas, y dispersos al pretender responder a todas las exigencias que vienen de fuera.

La abundancia en la vida, no vendrá del esfuerzo,
sino de la apertura a la confianza... 
dejando de escucharse sólo a sí mismo.


La abundancia no vendrá de los logros alcanzados... sino de la experiencia del límite aceptado y reconciliado... navegando mar adentro... perdiendo pie... rompiendo con la seguridad que dan las orillas... la profundidad siempre será apertura porque "somos apertura".
Y esa nada -esa situación difícil, dolorosa-, vista hasta hace un momento como fracaso y amenaza... se convierte en posibilidad -en una grieta- en un espacio dónde despertar a quiénes somos en verdad... en apertura para que Jesús obre la abundancia

ABUNDANCIA DE ANHELOS QUE VAN MÁS ALLÁ DE UN LAGO CONOCIDO.
ABUNDANCIA DE VIDA VERDADERA QUE SÓLO SE ENCUENTRA EN LO PROFUNDO Y SE COMPARTE EN EL CAMINO.
ABUNDANCIA DE IDENTIDAD QUE SÓLO SE ENCUENTRA CUANDO ERES LLAMADO POR OTRO.

Y frente a la abundancia... como Pedro todavía tiene una imagen falsa de Dios dice a Jesús: "Aléjate de mí Señor que soy un pecador..."
Vuelve a querer poner distancia... "la culpa de no ser perfecto sigue generando miedos y vergüenzas".

"¡No tengas miedo!" Pedro.
- No tengas miedo que ni tu historia ni tus negativas son más fuertes que la decisión de amarte...
-No tengas miedo Pedro que nada podrá borrar jamás quién eres y a que estás llamado.
-No tengas miedo Pedro que tu debilidad ni tu fragilidad son una amenaza para mí.
Cuento con ella.

"...desde ahora serás pescador de hombres..."
Porque te atreviste a confiar en la palabra de un extraño... más allá de tus amarguras... o de tus conocimientos... o de tus miedos... ahora puedes ayudar a otros a fiarse también.

Porque confiando pudiste soltar la vergüenza de hacer algo irracional, ahora puedes seguir conmigo rescatando personas en el ancho mar de la vida donde algunos racionalmente han dado por perdidos a muchos.
Porque te atreviste a dejar las orillas de tú propia vida y te internaste en lo profundo... puedes ayudar a otros a caminar hacia dentro - a conectarse con lo profundo "donde están sus verdades".

Por eso nuestro primer gran servicio a los demás es ser hombres y mujeres reconciliados con esos fondos oscuros y luminosos que están dentro de nosotros.
Porque si no iremos a ellos como ciegos, buscando que completen en nosotros lo que sentimos como carencia y vacío; y sin verlos ni reconocerlos los haremos responsables si la carencia continua. 

Este primer gesto de Jesús sanó a Pedro... lo liberó de sí mismo... lo despego de su propia imagen... de sus propios esfuerzos y valoraciones... lo abrió a la novedad que no tiene límites... y se encontró con su verdadera identidad.
Pedro se alejará de Pedro siempre que deje de escuchar quién le dice quién es él...

"...y abandonándolo todo lo siguieron..."
y abandonaron todo otro apoyo,
toda otra mirada
toda otra valoración
toda otra búsqueda
toda otra medida del amor



domingo, 2 de febrero de 2025

Una FUERZA escondida. Lc 2, 22-40

"De esperanza en esperanza...
siempre de noche, naciendo de nuevo"
P. Casaldáliga

Hay algunos textos en la palabra en donde somos invitamos a mirar hacia ciertos lugares donde hoy no miraríamos porque son otras cosas que hoy nos llaman la atención.

¿Hacia dónde miramos nosotros?
¿Qué buscamos con nuestra mirada?

La invitación de hoy es a mirar las reacciones de un anciano y de una viuda en un templo que fueron capaces de guardar algo muy valioso y muy difícil de conservar: LA ESPERANZA.

¿Cómo se hace para permanecer en la ESPERANZA cuando nada queda?
¿Cuándo las pérdidas parecen tener la palabra más fuerte en nosotros?
¿Cómo se hace para permanecer en la ESPERANZA cuándo desde muy joven, como Ana, nos hemos visto cercados por el vacío y la carencia y la decepción?

Si miramos la historia de Ana que su nombre significa la AGRADECIDA percibimos que los registros que aparecen allí nada tienen que ver con su nombre; al contrario descubrimos exclusión, soledad y vulnerabilidad.

Por eso,
¿Cómo se hace para permanecer en la ESPERANZA cuando parece que solo saboreas amargura y decepción de vos misma o de los tuyos? O ¿cuándo te sientes solo/a porque no te acompañan y parece que te han abandonado?


¿Dónde apoyarnos cuándo nos viene el desaliento porque las circunstancias no son las esperadas?
¿Cuándo el entusiasmo no nos quiere acompañar más?
¿Cuándo el realismo escéptico nos lleva a replegarnos afectivamente porque el abandono es insoportable?

Cuántas "no ganas de vivir" o "aislamientos"  provienen de resentimientos y enojos muy profundos con la vida, con los otros porque no nos dieron lo que entendíamos como "necesidad" y que no eran más que nuestros deseos... válidos sí pero imposibles de imponer a los demás.

¿QUÉ FUERZA ESCONDE NUESTRA DÉBIL HUMANIDAD QUE ES CAPAZ DE PERMANECER EN LA ESPERANZA CONTRA TODA ESPERANZA?

Simeón y Ana son testigos de la esperanza que no brilla por su fuerza o porque hace mucho ruido.

Ellos han sido capaces de no cerrar la ventanas de sus vidas y decir "BASTA"... "hasta acá llegue".
CONTINUARON ELIGIENDO LA VIDA.

No sé si sabían hacia dónde los llevaba esa terquedad pero le permitieron a la TERNURA que viene del contacto con la vida que los mantuviera abiertos.
¿QUÉ COSAS SERÁN LAS QUE NOS DAN EL CONTACTO CON LA VIDA?

No se quedaron en sus auto lamentaciones -o resignaciones- ni en la nostalgia de los tiempos pasados.
No le permitieron que los aislaran.
Se mantuvieron en la apertura y no de forma omnipotente sino con pasos muy pequeños: salir de la casa aunque fuese inseguro - caminar y mirar el cielo - atender lo de Dios - atender a los demás - saludarlos y verlos- hacer silencio- charlar con una mamá - ver lo que pasa - sentarse en la plaza - escuchar a un anciano - saludar a extraños - hablar con esa gente que parece que está escondida - exponerse a ser mal mirados...
Y cada paso los puso en contacto con la vida.


Podrían haberse quedado a morir; encerrados en sus miedos a que algo les pasará.
Podrían haberse quedado solos y aislados haciendo caso a alguna voz y sumergidos también en la queja de que nadie los visitaba.
PORQUE NO CERRARON TODAS LAS VENTANAS - PORQUE NO SE QUEDARON ENCERRADOS...
PORQUE ESPERABAN...
pudieron reconocer que Dios se había hecho hermano - hermana... uno de nosotros.

SImeón y Ana le permitieron a la vida -aún en medio de las situaciones contradictorias- a que los transformarán:

A que fueran LUZ para lo que había de oscuro en la propia vida.
A la TERNURA para lo que había de rígido.
A la MISERICORDIA para lo que había de no aceptado.
A la ALEGRÍA para lo que había de bloqueado.
A lo NUEVO para lo que había de inflexible.
A la INQUIETUD para lo que había de estancado.
Al AMOR - al contacto con los otros- para lo que había de desamor.

Esto les exigió un trabajo arduo con el corazón: de escucha y atención; de aprender a callar pensamientos nocivos; de permitirle a la lentitud que obligan los años a darle un ritmo de "no prisa" a la vida; de evitar pasar por alto lo que la vida les iba regalando siendo más agradecidos y menos exigentes.

De esta manera se fueron encontrando con aquel recurso humano más genuino... con ese ADN que todos tenemos: LA ESPERANZA que resultó ser la expresión más genuina de "Dios en nosotros".


DIOS ESTÁ. HAY ESPERANZA.
No porque las cosas serán distintas sino porque la vida nunca se bancará que le digan hasta acá o esta es la única salida o el único sentido.

La fiesta de la Presentación del Señor es la FIESTA DE LA ESPERANZA.
Que nos encontremos alimentándola poniéndonos en contacto con la vida porque Dios está.-





lunes, 27 de enero de 2025

"La CARIDAD y la LIBERTAD de DIOS, nos habitan" Lc 1,1-4. 4,14-21



"Muchos han tratado de relatar ordenadamente 
los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros,  tal como nos fueron transmitidos por aquellos que han sido desde el comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra..."     
Lc 1, 1-4



Qué fuerza tuvieron aquellos "acontecimientos" que por mucho tiempo se los conservó, sin contar para eso con un relato escrito...  solo fueron "transmitidos por aquellos que han sido desde el comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra."
Qué fuerza tuvieron aquellas cosas "que se cumplieron entre nosotros" - JESÚS - que solo el contacto con ellas a través de la escucha de un relato transformaba a las personas...

"Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que anunciamos. Porque la Vida se hizo visible, y nosotros la vimos y somos testigos..."   (1Jn 1,1-2)

QUE PODAMOS SEÑOR, RECUPERAR LA FUERZA, 
QUE TIENE LA EXPERIENCIA QUE EL RELATO NOS ACERCA.
QUE EL OÍDO SE ABRA 
Y QUE EL CONTACTO CON ELLA 
PONGA EN MOVIMIENTO LO MEJOR DE NOSOTROS.
AMÉN.

Jesús habiéndose experimentado HIJO...  "volvió a Galilea, con la fuerza del Espíritu..." - regresa a su aldea - a una tierra que está al margen - que no cuenta - donde el prejuicio que pesaba sobre ella era grande y la marginación se hacía sentir.

Jesús "entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados y se puso de pie para hacer la lectura..."
y citando al profeta Isaías, evitando la última parte de ese capítulo que habla de venganzas y ajustes, la interpreta haciéndola suya:

"HOY SE CUMPLE ESTA ESCRITURA QUE ACABAN DE ESCUCHAR..."

Tal era la experiencia vivida por la comunidad.
En el encuentro con Jesús se habían experimentado liberados... tomaron conciencia de manera nueva que para Dios, como pobres, eran tenidos en cuenta... y esto era un gesto concreto en el nuevo modo de relacionarse entre ellos.
Se había cumplido para ellos el "Año de Gracia del Señor"...

Quedaba clausurada toda condena. T
oda esclavitud quedaba abolida aún aquella que provenía de la ley. Dios no marginaba ni sometía a nadie. Nadie era maldito, ante sus ojos.

En la manera de relacionarse con Jesús iban haciendo experiencia... "iban tocando..." de que DIOS ERA LIBERTAD...
Él los había llamado "Hijos de un mismo Padre", se había sentado a la mesa y compartido el pan con gente despreciable; y siendo él mismo un marginado les había anunciado que todos le habían caído bien a Dios, que podían volver a confiar en ellos mismos porque Dios también lo hacía.

Tal es la experiencia a la cual estamos llamados a entrar en contacto: DONDE HAY LIBERTAD, DIOS ALLÍ ESTÁ.

En Jesús nosotros también hemos sido "Ungidos"... y está unción que nos constituye no es sólo para los que lo saben... o lo reconocen... o lo viven... es don para todos. "Todos... hemos sido bautizados en un mismo Espíritu..."   (1Cor 12, 13)
"Ver y tocar" esta realidad nos hace libres y nos da una identidad que es común a los demás... de ahí que el "no desprecio" y "la preocupación por el más débil" corrobora cuánto nos hemos responsabilizado del "don recibido"...

"Más aún, los miembros del cuerpo que consideramos más débiles también son necesarios, y los que consideramos menos decorosos son los que tratamos más decorosamente..." (1Cor 12, 22-23)

DONDE HAY LIBERTAD Y CARIDAD, DIOS ALLÍ ESTÁ. 

Necesitamos que nos alcance esta Buena Noticia...
Necesitamos que nos alcance esta Libertad y esta Caridad...

Hemos demonizado mucho nuestra debilidad... nos seguimos culpando de padecerla... Y así como nos sentimos tironeados por estas ideas enfermizas... así también las imponemos a los demás...
Cuánta razón le hemos dado a estas verdades fabricadas por una errada catequesis...
Necesitamos ponernos en contacto con la experiencia de libertad y de Amor que nos trae Jesús.

LO QUE OPRIME DESHUMANIZA...
LO QUE LIBERA HUMANIZA...
Y Dios no puede estar del lado de lo que nos deshumaniza... ni puede permitirlo o quererlo...

En Jesús podemos experimentar que le ha quitado lo que tenía de absoluto... y lo ha transformado en camino que nos posibilita -como otras experiencias humanas- ponernos en contacto con aquello que hay de más verdadero en nosotros.
Cuándo todo parece fallar... solo un lugar permanece intacto y sólo el contacto con ese lugar nos posibilita volver a levantarnos... y responder lo más humanamente posible a la situación...

Pero como en aquella primera comunidad donde la caridad se expresaba en unas relaciones nuevas que"cuándo un miembro sufre, todos sufren con él..." (1Cor 13, 26)
haciendo notar que Alguien más vivía en medio de ellos... NUESTRA LIBERTAD -COMO NUESTRA FELICIDAD- ESTÁ TAMBIÉN ATADA A LA DE LOS DEMÁS.

La libertad -como la felicidad- no nos alcanzará plenamente mientras haya quienes experimenten la no libertad y la injusticia... decía el Papa Francisco.

Debemos  entonces, "padecer" consciente-mente esa parte de "injusticia estructural" que nos atraviesa a todos porque la sufren algunos.
Y al mismo tiempo reconocer que algunas de nuestras acciones aumentan la injusticia y la desigualdad provocando más esclavitud y más infelicidad.

Cuándo alejamos a quien piensa o hace o decide algo distinto...
Cuándo entramos opinando en la vida del otro creyéndonos dueños de la verdad...
Cuándo en nombre de Dios o de su voluntad presionamos decisiones o excluimos personas...
Cuándo somos indiferentes a los más pobres, a los más débiles... y justificamos su situación a partir de juicios y des-calificaciones...
Cuándo la razón de nuestra vida es "tener más" y nuestra mayor preocupación es "pasarla bien" y "que nadie nos moleste"...
Cuándo nos sentimos mejores que los demás por nuestro título o por nuestra condición económica... etc...etc..
PROVOCAMOS MAYOR INJUSTICIA Y DESIGUALDAD...

Pidamos -en verdad-
experimentar y dejarnos llevar, 
por lo que la Palabra nos acerca, 
y el Espíritu en nosotros lo atestigua: 
que la libertad y la caridad de Dios nos habitan;
y soltar ese espiritualismo,
que sólo piensa en una salvación 
que se ajusta a nuestra débil autoestima 
o a esa necesidad de sentirnos sin culpas ni manchas...



sábado, 18 de enero de 2025

En Jesús, lo nuEvo de Dios. Jn 2, 1-12

"Tres días después..."
de las palabras de Juan el Bautista, que habían señalado a Jesús como el "Cordero de Dios" y  que de alguna manera iniciaron el camino de seguimiento de dos de sus discípulos y el llamado de Jesús a otros... son invitados a una fiesta junto con María.


"Tres días después".
Estamos en el tiempo del seguimiento... en el tiempo de la comunidad.

Así comienza el "libro de los Signos", como es llamada esta primera parte del evangelio de Juan. Como siete fueron los días de la creación, siete serán los signos a través de los cuales nos ira mostrando cómo está en nosotros su Espíritu y dónde reconocerlo.

Por eso todos los "signos" invitan a mirar lo que Dios ha obrado en Jesús "reconciliando consigo todas las cosas" (cfr. Col 1,20.22)... volviéndonos a ser conscientes de esas posibilidades que llevamos dentro; y mostrarnos también el camino para entrar en contacto con esa libertad y con esa vida nueva que nos regaló.

De allí que los "signos" anticipan e interpretan de diversas maneras, el signo por excelencia dado en la Pascua, dónde se pone en evidencia de que es posible vivir de otra manera... intentar amar de otra manera... porque está en nosotros como Don.

Este primer "signo" sucede en un contexto de celebración de un Banquete de Bodas. Imagen que en el Antiguo Testamento evoca la Alianza de Dios con su pueblo... su manera de relacionarse... Imagen de los tiempos nuevos que vendrán con el Mesías... y que en el Nuevo Testamento utilizará Jesús para hablar del Reino.

Y en unas Bodas, donde la fiesta podía durar hasta una semana, la falta de vino es un gran inconveniente... es signo de la falta de lo que es esencial... de aquello que da la alegría... que da vida. Qué no puede faltar.

María, una invitada más, es la única que se da cuenta de la carencia. Es la que percibe que algo no anda bien... y que la preocupación exagerada no resuelve nada ni ayuda a saber que es lo realmente importante... al contrario, mucho de eso es para seguir tapando las frustraciones tenidas al haber querido darse a si mismo, algo que calme "la falta" sentida como vacío...
Ella es la que percibe que "la falta de lo que da verdadera alegría" no puede tener otra respuesta que en Jesús.

"NO TIENEN VINO"
, le hace saber a Jesús.
No tienen aquello que da sentido -que da sustento- a la vida con sus alegrías y tristezas...
No tienen aquello que le da "color y sabor" a la vida... que fundamenta la esperanza.

No tienen aquello que hasta ahora creían conseguir con el cumplimiento de la ley.

Cuántas cosas no son posibles seguir creyendo de la misma manera... diríamos nosotros.
Cuántas cosas seguimos haciendo "religiosamente" sin ver que eso realmente transforme nuestras vidas.
CUÁNTAS EXPERIENCIAS HABLAN EN NOSOTROS DE QUE TENEMOS VACÍAS NUESTRAS TINAJAS.
..
Y A VINO NUEVO, TINAJAS NUEVAS.
Lo nuevo no puede darse bajo las mismas formas o estructuras con las que veníamos queriendo contener algo... no puede ser continuidad de lo viejo.

Las seis tinajas de piedra vacías son signo de tantas formas de pensar y de vivir que ya nada dicen a nuestras vidas... que son incapaces de darnos aquello para lo que fueron pensadas o intuidas.

Tal vez tendríamos que encontrarnos con  nuestra incapacidad de darnos aquello que nos falta para sentir que vivimos... que caminamos.


Tal vez tendríamos que descubrir la imposibilidad de darnos a nosotros mismos esa paz que permanece aún en medio de la dificultad...también porque ha renunciado a tener todo bajo control.
Tal vez tendríamos que reconocer nuestras tinajas vacías; soltar aquellos lugares que prometieron llenarlas...y agradecer que alguien lo haya percibido y con su trato -la comunidad- nos invita a hacer lo que Jesús nos diga...
Nos diga que habrá que volver a escuchar a aquel que invita a salir del dramatismo... que invita a contar con otros... a volver a ponernos en movimiento.

ESCUCHAR... HACER LO QUE SE NOS INVITA. Soltar reproches y culpas; soltar formas de las que nos habíamos olvidado para qué estaban... o qué sentido tenían.

Abrirnos a la confianza que el "VINO NUEVO"...  lo que toca nuestro verdadero anhelo... lo que da vida verdadera - alegría sincera - plenitud - paz... no viene por la exigencia o las renuncias que nos impongamos... ni por las pruebas superadas que decimos que nos hacen... ni por la satisfacción de nuestras necesidades de seguridad y comodidad...etc... sino que está en nosotros como DON que necesitamos descubrir y experimentar.

En lo que dice Jesús, en lo que hace, en lo que vive, en lo que sufre... e
n cómo vive... en cómo ama... en su deseo de servir y dar vida...
SE DA LO NUEVO DE DIOS que está en nosotros como "tesoro escondido"...

"VINO NUEVO" que lo gustamos cuando nos atrevemos a hacer experiencia de nuestros propios vacíos... y con nuestra derrotada autosuficiencia nos arriesgamos a hacer lo que él nos dice... a caminar y a mirar hacia donde él lo hace.

Y somos transformados cada vez más en "odres nuevos"... no sólo cuando nos permitimos entrar en contacto con nuestras carencias y lo escuchamos... o cuándo conscientes del Don dejamos caer ciertas estructuras y formas...,
SINO TAMBIÉN Y SOBRE TODO CUANDO POSIBILITAMOS QUE LOS DEMÁS TAMBIÉN LO HAGAN.