domingo, 1 de junio de 2025

El ciElo es caMino de miSión. Lc 24, 46-53

Que en el ENCUENTRO con la Palabra, el "Señor nos regale un espíritu de revelación... e ilumine nuestro corazón", como reza san Pablo (cfr. Ef 1, 17-23), para reconocer en nosotros, ese mundo interior tan contradictorio que nos hace preguntarnos:
- ¿Verdaderamente queremos vivir en clave de Jesús?.
- ¿Queremos dejar de lado esquemas de vida que nos hacen andar a la defensiva; o más ansiosos porque nada alcanza?
- ¿Queremos que sean iluminados esos espacios de oscuridad que aunque sentimos que nos arrastran... un poco de satisfacción nos dan?.
- ¿Qué le pasa a nuestros verdaderos anhelos -deseos- frente al encuentro constante con los límites?

Así como a los discípulos, a nosotros también, nos podrían hacer el mismo reclamo:
-"Hombres de Galilea, 
¿Por qué siguen parados allí, mirando al cielo?..." (cfr. Hech 1, 1-11)

La fiesta de la ASCENSIÓN -que es una forma diferente de decir Resurrección - Glorificación - etc- viene a revelarnos que el camino de Jesús no terminó con la muerte sino en la VIDA.

Y que ese camino es el que transitan todas nuestras situaciones...
CAMINAMOS HACÍA LA VIDA.

La ASCENSIÓN de JESÚS rompe con el "sentido del tiempo".
Viene a llenar ese espacio ENTRE LO QUE SOMOS EN VERDAD... entre lo que nos habita... percibido por nosotros como futuro...
Y NUESTROS LÍMITES...  aquello en donde -o por donde muchas veces andamos... o nos perdemos.

Con la Ascensión nos regalan un sentido nuevo para lo que vivimos...  nos vuelven a decir que "vale la pena estar de camino"... que no somos ni tenemos que ser siempre así... que las cosas pueden transformarse... que es posible pasar de la cerrazón a la apertura - del juicio a la bendición - del egoísmo al don.


Para eso, NOS RENUEVAN UNA PROMESA:
EL PADRE QUE NOS QUIERE
ES NUESTRA CASA VERDADERA.

ES NUESTRO HOGAR MÁS SEGURO
DONDE PODEMOS ESTAR A SALVO.

Y ESTÁ DENTRO DE NOSOTROS.
ES LA VERDAD MÁS PROFUNDA.

Y como hablar de CIELO es otra manera de hablar de Dios…
entonces podemos decir que EL CIELO ESTA DENTRO DE NOSOTROS.

¿Acaso no lo hemos percibido cuando nos hemos encontrado, "aceptados y amados", en esos espacios que habíamos calificado como "lejos de Dios"?
¿O no lo hemos sentido cuando, llevados por un modo más humano de relación, hemos sido capaces de recibirnos como somos, sin juicio ni condenas?
¿No hemos sentido gozo y alegría después de servir a otros de manera desinteresada?; ¿o cuando hemos dado tiempo y lugar para que otros descansen de sus preocupaciones y dolores?

CAMINO... AMOR... ESCUCHA... SERVICIO... LUGAR.
ESPACIOS DONDE MÁS SE REVELABA QUE JESÚS ERA "UNO CON DIOS".
IR HACIA DIOS -hacia más Vida, hacia más apertura- ES IR HACIA LOS DEMÁS.
EL CIELO ES CAMINO DE MISIÓN; ES 
SER LUGAR DE DIOS SIENDO LUGAR PARA LOS DEMÁS.

PERO,
Nosotros seguimos por la vida recortándonos todo el tiempo... soy esto... soy este sentimiento... soy esta situación... soy este dolor... soy este pensamiento... soy está debilidad, soy esta falla... etc.

Necesitamos encontrarnos con el SILENCIO... allí somos despojados de las voces que escuchamos... que presionan... que nos hacen andar por la vida buscando aceptación - reconocimiento - cariño... Y cuánto más lo buscamos afuera más rechazados y menos entendidos nos sentimos por dentro...

Cuánto miedo a la SOLEDAD hay dentro de nosotros... andamos cómo "fugitivos" de nosotros mismos... y cuánto más la rechazamos o la negamos, más presente se hará.
¿DE DÓNDE VIENE ESO QUE NOS PASA?
Acercarse a la soledad es percibir que ella está cerca de algo que nos falta... de algo que esperamos... no le tengamos miedo... porque cuando somos capaces de ponerle nombre a lo que nos pasa... esto pierde parte de su poder.

DOLERÁ... GRITEMOS PORQUE ÉL LO HACE CON NOSOTROS.
Y permanezcamos allí por un tiempo... que hable nuestra pobreza... escuchemos... y entonces podremos percibir que también guarda un DESEO DE ABSOLUTO - un "anhelo de trascendencia"-  de algo que permanezca para siempre; y allí sabremos que nuestra vida solo en DIOS -en está VIDA que es apertura, don y gratitud- TENDRÁ SU VERDADERO DESCANSO.

Y frágil y débil la soledad será la mensajera de un DON muy precioso... porque justamente DE LA DEBILIDAD SENTIDA -sufrida, aceptada y transformada - "amada de Dios" - SURGEN LA MISERICORDIA Y LA PASIÓN POR LA VIDA.


Pero nosotros no queremos ir por ese camino... preferimos que algo nos calme inmediatamente.
Y solo por ese camino descubriremos quiénes somos en verdad y en quién en verdad confiamos.

LA ASCENSIÓN DE JESÚS nos grita que, "caminamos hacia más vida"... y que el "tiempo" no es más que un registro, "miope y rígido", que sólo mide y valora lo que consigue... el adonde llega... juzgando de pérdida el retroceso o el estar detenidos, etc.

PORQUE SÓLO DIOS EXISTE EN VERDAD...
DÓNDE, "VIVIMOS... NOS MOVEMOS Y EXISTIMOS..."



miércoles, 21 de mayo de 2025

DondE no hAy Amor, no hAy PAZ. Jn 14, 23-29

Estamos dentro de los discursos de aquella cena de despedida... dentro de esos diálogos con la intimidad del corazón de Jesús.. diálogos que revelan... que muestran... que intentan estrechar aún más el vínculo de los discípulos con su maestro.

"Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?... (Jn 14, 22)

Está pregunta que antecede a las palabras de hoy expresan de alguna manera, la experiencia de encuentro que aquellos hombres tuvieron con Dios en la persona de Jesús.

Experiencia que podrían resumirlas en muy pocas palabras:
EL PADRE NOS QUIERE!!!
Y vale la pena vivir sabiéndose alcanzados por un AMOR que ama sin medidas.
AMOR que nos ha creado.
AMOR por quién vivimos.
AMOR que es fuente de todo amor y de toda posibilidad de amar.

Ese AMOR es el que sea convertido en  SEGUIMIENTO.
"El que me ama será fiel a mi Palabra..."
Y no ya desde el esfuerzo que provoca rigidez y resentimientos... sino desde la atención permanente al Amor que nos habita.

Probablemente aquella comunidad... como nosotros hoy... se preguntaron: - ¿Cómo es posible que el AMOR habite en nuestra vida cuando ésta es frágil y pecadora... fallada e incompleta... torpe e indecisa... impura e idólatra?

Recordarán la respuesta de Jesús: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?..." (cfr. Jn 14, 8-14)

Así como hubo que dejarse llevar por el Espíritu para ver a Dios en Jesús... donde nada extraordinario había... así también habrá que dejarse llevar por el Espíritu para sabernos habitados.

Para que la experiencia de sabernos clarificados por dentro... entendidos y perdonados... aceptados y sostenidos... ALCANZADOS Y AMADOS... acciones muy propias del Espíritu de Jesús... nos lleven a la verdad de que DIOS ESTÁ... y que es nuestra "roca firme" sobre la que se apoya toda nuestra vida.

" ¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
  (Sal 138, 7-12)              

"...el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre 
les enseñará todo 
y les recordará lo que les he dicho..."

El Espíritu de Jesús será nuestro "maestro interior"...
Espíritu de Jesús que no es otra cosa que el "Amor de Dios en nosotros".

PRESENCIA QUE CREA AMOR... que empuja a crear relaciones nuevas al estilo de Jesús.
AMOR QUE CREA COMUNIDAD.
AMOR QUE DA VIDA VERDADERA.
Y como el AMOR - JESÚS es DON habrá que dejar de lado toda pretensión de sometimiento y control de los demás... y entonces haremos experiencia de la PAZ.
PORQUE UN AMOR ASÍ CREA PAZ.

"Les dejo la paz, les doy mi paz, 
pero no como la da el mundo."


Y como el AMOR - JESÚS es ACCIÓN DE GRACIAS habrá que dejar de lado toda autosuficiencia y los engaños que dan las apariencias... porque somos "barro amado" nos alcanzará la PAZ al no sentirnos tironeados.

Y como el AMOR - JESÚS  es COMUNIÓN habrá que dejar de lado los miedos a perder protagonismos... habrá que bajar las barreras de lo que consideramos "mío" y abrirnos a lo que es "nuestro"...  y la PAZ alcanzará a la "CASA COMÚN".

EL AMOR QUE ES DON - ACCIÓN DE GRACIAS - COMUNIÓN ES QUIÉN HABITA NUESTRAS VIDAS.
POR ESO EN EL CORAZÓN ESTÁ EL DON Y LA RESPUESTA.
HABRÁ QUE ESCUCHAR HACÍA EL INTERIOR.

Al escuchar nos acercaremos al "CORAZÓN DE NUESTRAS VIDAS" - al "Amor que nos habita" - y esto:

  • Posibilitará la apertura... nos hará salir al encuentro.
  • Construye vínculos fuertes... provoca en nosotros la aceptación de lo diverso.
  • Incluye no margina... Comparte no acumula.
  • Crea consciencia de ser parte de la Creación e invita a ser solidario con ella.
  • Nos hace andar sin temores que frenan procesos.
  • Nos conduce hacía dentro del mar... hacía dentro del mundo... buscando a quienes la oscuridad les robó la esperanza.
  • Nos hace centinelas -custodios- de toda vida... constructores de paz.


El AMOR QUE NOS HABITA "por el Espíritu que se nos ha dado..." nos hace andar atentos a no cerrarnos en los juicios... a no quedarnos en la comodidad del cumplimiento de lo ritual... a no creernos no necesitados del encuentro con aquellos que también son necesitados.

PORQUE CUANDO HAY CERRAZÓN, JUICIO O AUTOSUFICIENCIA,
NO HAY AMOR.
Y DONDE NO HAY AMOR, TAMPOCO HAY PAZ.




lunes, 19 de mayo de 2025

¿Y si el amor empezase por vos?. . Jn 13, 31-35

"AHORA el hijo del hombre
ha sido glorificado
y Dios ha sido glorificado en él..."


Ante la mirada de aquella primera comunidad cristiana está la "Palabra hecha carne" por medio de la cuál Dios nos habló definitivamente.

Ante la mirada de aquellos hombres y mujeres está Jesús quién es "es el resplandor de la Gloria de Dios y la impronta de su ser..."  
(cfr. Hb 1, 1-3)

Y como la "Gloria de Dios" es Dios mostrando su ser en acciones concretas podemos entonces decir que la vida de Jesús - su palabra y sus gestos -desde nacer pobre hasta darse como alimento- muestra la "Gloria de Dios". Por eso la pasión de Jesús será "la hora"donde más se revela "la gloria de Dios" porque es el lugar donde más se reveló quién es Dios dando vida.

Viéndolo amar en medio del rechazo revelaba que DIOS ES AMOR SIN LÍMITES.
Percibiendo su mirada revelaba que DIOS ES TERNURA.
Escuchándolo perdonar revelaba que DIOS ES MISERICORDIA.
Dejándose traspasar revelaba que DIOS ES SALVACIÓN.
Dando la vida por amor revelaba que DIOS ES VIDA.

LA PALABRA ES AMOR
Y EL AMOR SE HA CONVERTIDO EN VIDA.
"PORQUE LA GLORIA DE DIOS ES QUE EL HOMBRE VIVA"
 (s Irineo de Lyon)

Si nos preguntarán si Dios existe o si damos "gloria a Dios", bastaría con una respuesta: Miren...
- Miren cómo buscamos dar vida... cómo nos tratamos... cómo nos ponemos al servicio...
- Miren cómo nos comprendemos... cómo nos perdonamos.
- Miren nuestros rostros... miren cómo celebramos vivir... aún en medio del dolor.
- Miren cómo atendemos a los más débiles... cómo compartimos lo que tenemos... cómo luchamos por una vida mejor para todos... etc... etc...

Bastaría con esta respuesta... pero no, como aquellos discípulos que durante la cena no entendieron a Jesús y durante la pasión se perdieron; nosotros también podemos seguir sin entender o andar perdidos en discusiones que nada tienen que ver con aquello donde la Verdad de lo que creemos se nos juega...

"Así como yo los he amado, amanse también ustedes los unos a los otros..."
"AMAR" - y no de cualquier manera - sino "COMO ÉL NOS AMA" es lo que hace que nos llamemos CRISTIANOS... es lo que habla de que la Vida de Dios está en nosotros. Y  esto NO es una obligación... no es un precepto...  es lo esencial en nuestra vida de seguimiento a Jesús de Nazaret. Pero nosotros seguimos buscando la "añadidura" y no lo "esencial".

"De la abundancia del corazón hablaba la boca", dice un biógrafo de san Francisco.
¿Qué es aquello que sale más de nuestro corazón?
De lo que llevamos dentro - con quién allí nos relacionamos - tendrían que hablar nuestros modos de relacionarnos con los demás.

"En esto reconocerán que son mis discípulos
en el amor que se tengan los unos a los otros."
No es una invitación a amar sólo a los míos - o solo a los que me quieren - o solo a los que me caen bien... se trata de amar y servir como Jesús lo hace... a todos aquellos que se cruzan en nuestro camino...  porque "
Somos lo que amamos y somos desde quien nos ama;  HAY VIDA DONDE HAY AMOR Y DONDE CESA TODA FORMA DE AMOR, CESA TODA FORMA DE VIDA..." (cfr. González de Cardenal, “La entraña del cristianismo”).

Por eso necesitamos comenzar por superar nuestras repulsiones... esa tentación a ignorar - a no escuchar - lo que nos viene de tantas ocasiones extrañas con las que nos encontramos en nuestro camino... Necesitamos descubrir que aquello que rechazamos del otro puede ser  para nosotros voz de Dios... invitación a amar más... a comprender más... a perdonar más... a servir más... a encontrar más vida.

¿CÓMO DECIR QUE CREEMOS EN EL DIOS DE JESÚS -QUE AMAMOS COMO ÉL AMA- SI VEMOS LA NECESIDAD DEL OTRO Y LA RECHAZAMOS O LA IGNORAMOS?


La necesidad del otro interrumpe nuestro camino... nos saca de lo organizado que teníamos nuestro tiempo... o nuestro espacio de trabajo... desestabiliza nuestro ánimo... nubla nuestro entendimiento... El no ver - el ignorar - el no escuchar - el buscar razones - no son más que justificativos para quedarnos en el mismo lugar...

Vemos dolor y nos negamos a comprender.
Vemos soledad y vacío y nos negamos salir al encuentro.
Vemos la ira ajena - las malas respuestas - y nos negamos a escuchar.
Vemos la pobreza y nos negamos compartir.
Vemos debilidad y nos negamos al perdón.
Vemos las capacidades de los demás y nos negamos a reconocerlas.

O vemos nuestro propio miedo a la soledad y nos exponemos a relaciones que nos dañan.
Vemos nuestro miedo al abandono y nos encerramos a todos.
Vemos nuestra dependencia de la mirada ajena y no nos arriesgamos a valorarnos.
Nos vemos mendigando afecto y no nos cuidamos... no ponemos limites... no nos escuchamos.
Vemos nuestra vergüenza por vernos limitados y nos ocultamos... y no hablamos... enfermándonos muchas veces.

ESCUCHAR - COMPRENDER - CUIDAR las propias necesidades como las de los demás es expresión de amor.

SON PUENTES PARA CRECER ... demandan... exigen una mirada nueva... una percepción nueva... una conciencia nueva... una capacidad nueva de paciencia y aceptación...

EXIGEN QUE SUPEREMOS NUESTRAS REPULSIONES.
Que bajemos nuestras barreras...
Que rompamos con nuestros prejuicios...
Que perdamos control...

QUE CONFIEMOS QUE ESOS GRITOS
NOS LLEVARÁN A UNA VERDADERA LIBERTAD...
DE nosotros mismos... de nuestras interpretaciones erróneas que nos encierran... de la desconfianza de lo que surge dentro nuestro... de nuestro narcisismo que exige culto...etc.
Libertad también a los demás... de tener que responder a todas nuestras exigencias...de tener que ocultarnos sus carencias por miedo a nuestras reacciones... etc.

Entonces... ellos y nosotros... nos encontraremos expresando la VIDA DE DIOS QUE ES AMOR según nuestros propios modos... sin necesidad de ocultarlos porque son diferentes... y estaremos glorificando a Dios en nuestras vidas.

Señor Jesús, 
manso y humilde de corazón.
Que podamos ser en medio del mundo
una presencia pacífica,
que alivie la vida de los demás,
dónde todos puedan sentirse seguros,
a salvo, sin miedos a ser evaluados por nosotros.
Señor Jesús, 
rostro de la Misericordia de Dios
enséñanos a amar como Tú.
Amén.









domingo, 11 de mayo de 2025

Y NO hay muerte y NO hay límites. SOLO AMOR. Jn 10, 27-30

ES CUESTIÓN DE VIDA.
De esto nos habla el evangelio de hoy, aunque hayamos dejado los evangelios de los encuentros con el Resucitado.

De la VIDA se trató toda la Pascua.
De Vida que no pasa... de Vida que no depende de cómo estamos ni de cómo nos sentimos.
De Vida Verdadera... de Vida eterna.
De esa Vida que da y defiende el Buen Pastor del evangelio.

Qué difícil nos resulta dejar ciertas ideas sobre lo que significa la Vida eterna... muchos seguimos pensado en una vida biológica en el más allá. Seguimos esperando que después de la muerte se nos devolverá está vida que ahora tenemos. 
Y los evangelios nos hablan continuamente de una VIDA que hay que conseguir aquí y ahora... y que no tiene nada que ver con la biológica.

Cómo nos cuesta escuchar lo que dice la palabra cuando no está de acuerdo a nuestras creencias, a nuestros prejuicios y a nuestras necesidades. Nos olvidamos muy pronto las palabras dichas al anciano Nicodemo: "Hay que nacer de nuevo. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu, es Espíri­tu".

Necesitamos abrirnos a la novedad que nos invita a descubrir que esa VIDA nos alcanza cuándo, llevados por el Espíritu, nos entregamos cómo don a los demás.

De ahí la imagen del buen pastor, que aparece en la Biblia muchas veces como una manera de hablar de cómo Dios vela por la vida de su pueblo; dónde también encontramos denuncias contra aquellos "falsos pastores" que utilizan a Dios en favor de ellos mismos.

"YO SOY EL BUEN PASTOR...
MIS OVEJAS ESCUCHAN MI VOZ...
YO LES DOY VIDA..."
Al mirar cómo Jesús buscaba relacionarse tratando a todos de igual manera, resulta difícil pensar que él se hubiese definido como un pastor que llevaba detrás de sí ovejas.
Aunque si podemos encontrar en él, un modelo de cómo deberían ser las relaciones humanas, dónde nadie se sienta más que nadie... dónde nadie se aprovecha de nadie...
Jesús, a través de ese modo de relación, dónde estaban presentes el servicio y la preocupación de corazón por cada uno, por cada una, llegó a ser plenamente humano... plenamente uno con Dios.
Seguirlo... "ser de los suyos"... significa entonces, comprometer la vida junto con él -y como lo hace Dios- en favor de los demás... llegando a aceptar a los demás como lo que más importa.
Por esa razón no bastará con sólo oír su voz, sino que habrá que ESCUCHAR... 
Es en la ESCUCHA donde percibimos la VIDA que nos viene del BUEN PASTOR...  pero, ¿podemos escuchar cuando hay tanto ruido dentro nuestro? 
"El Silencio no es ausencia de ruidossino ausencia de ego"
¿A quién escuchamos nosotros?
¿A quién queremos escuchar? ¿Acaso no escuchamos muchas veces lo que está de acuerdo a nuestros intereses?

Escuchar significa acercarse sin prejuicios -sin juicios previos- y aceptar lo que nos dicen aunque eso suponga cambiar nuestras convicciones.
Escuchar significa ponernos en movimiento -es salir, ir detrás de...-, buscar alternativas, sabiendo que tenemos en nosotros la posibilidad de vivir la vida de otra manera y que esta coincide con lo mejor de lo humano que llevamos dentro.  
Escuchar es seguirlo en sus formas de romper con la indiferencia -"no elegimos que escuchar o a quién escuchar"-; es romper también, con ciertas maneras de mirar a los demás para posibilitar la misma experiencia, el encuentro con esa vida que todo lo sostiene y que en todos fluye.


ESCUCHAR Y SEGUIRLO... es lo que nos da VERDADERA VIDA.
Si lo escuchamos y lo seguimos, la Vida que está por encima de las limitaciones de lo físico, se despliega en nosotros como sucedió en la persona de Jesús. Somos alcanzados por la Vida en el Espíritu.

Vivir desde esa consciencia, le permite a la vida que nos siga sorprendiendo, aunque sea lo mismo lo que vivamos. Siempre habrá novedad.
Nos libera de "tener que ganar siempre", haciendo que los demás puedan tener un "respiro" de nuestras exigencias, de nuestros chantajes, que se perciben detrás de tantas palabras que decimos; que no hacen más que violentar -de muchas maneras- la vida de los demás.

Vivir desde esa consciencia, nos hace andar más atentos a las actitudes de "ladrón"  que arrebata y no le importa la vida de los demás... cuidando los buenos tratos... no confundiendo esto con poner límites, y haciendo una lectura más delicada si se trata entre niños.

Vivir desde esa VIDA -escucha y seguimiento de los modos de Jesús-, es haber llegado a la misma meta que Jesús:  HACERSE UNO CON DIOS.
Allí no hay muertes, no hay límites. 
Solo AMOR.
Y las entregas son algo espontáneo.
Y la disponibilidad es otra forma de decir HIJO... de decir HIJA.


¿Cuál será entonces el camino para vivir desde este centro?
¿Qué huellas podemos seguir para tomar cada vez más conciencia de quienes somos en verdad -de lo divino que habita en nosotros- y vivir desde ahí?

DESARMARSE. Superando las apariencias. Dejando que el personaje se desarme.
DESPOJARSE.  Saliendo de los engaños, de las mentiras e ilusiones.
DESCENTRARSE. Entrando en la dinámica de nuestra auténtica existencia; siendo conscientes de cuánta atención le damos a nuestro ego.
SILENCIARSE. Para identificarnos totalmente con lo que hay de Dios en nosotros.

Somos "infinita apertura".
Somos "pura receptividad".
Somos "donación".




martes, 29 de abril de 2025

En tus manos, todo cobra sentido. Jn 21, 1-19

Las experiencias de pascua -de paso a la vida del resucitado- que nos vamos encontrando a lo largo de estos domingos, parten de la situación de límite o de oscuridad que viven los discípulos.


Y en cada una de ellas aparecen experiencias muy humanas en dónde la comunidad es invitada a experimentar esa transformación que hizo de los discípulos, testigos.


El texto con las palabras "otra vez", remarca la necesidad de que está experiencia nos sucederá muchas veces -una no basta-; y que de alguna manera tiene que ver con el cambio en la manera de comprender lo que se vive... de volver visible algún aspecto de la realidad que no se estaba viendo.

La comunidad reunida en torno a Pedro no sabiendo muy bien qué hacer después de la decepción vivida - después del fracaso absoluto de su maestro- reacciona como queriendo que todo volviese a estar en su lugar... como negando la realidad, busca en los mismos lugares de siempre... no mira el momento como una oportunidad... esta cerrada en la queja de lo que tiene que vivir...

No podemos controlar muchas veces lo que nos viene... o por dónde pasará la vida... pero si podemos elegir cómo vivir cada momento.

Tal vez convenga preguntarnos que buscaban al estar juntos... realmente la "comunión con la vida de Jesús" era lo que los encontraba; o la decepción vivida que no se iba -ni aun por la experiencia de las mujeres- los mantenía encerrados en una soledad que, sólo confundiéndose con los otros -haciendo lo que los otros hacían-, lograban calmarla interiormente.

¿Acaso no nos encontramos muchas veces queriendo huir de nuestra soledad, buscando todo el tiempo estímulos para no sentirla tanto?
Con Jesús, habían percibido una identidad profunda que los hacía libres para estar con los demás, y que también les mostraba cuando lo enfermizo se hacia presente.
Por eso, no es posible volver a ser los mismos.

"Pero esa noche no pescaron nada..." 
Queriendo volver a hacer las mismas cosas, desde aquellos lugares que hacía rato habían dejado, no resuelve ni los reproches, ni la desesperanza ni la desilusión vivida.
No resuelve lo que para ellos no tenía ninguna razón de ser: el fracaso, la muerte, el dolor.
De todo esto es imagen el no haber pescado nada.

Necesitan volver a reencontrarse... necesitan volver a recibirse, pero ahora, desde la impotencia por no poder resolver lo que les pasa... necesitan volver a caminar juntos... a saberse que no son sin los demás... aun ahora que no tienen espacio ni para ver ni esperar algo más.

Aun ahora cuando ni sus mejores esfuerzos son capaces de cambiar la situación.

Y este proceso, comienza con la presencia de un "desconocido" que, preguntándoles por algo para comer, los vuelve a conectar con la realidad... y al sacarlos de sus propias autolamentaciones, pueden ser capaces de reencontrarse con el verdadero sentido de los gestos sencillos que son, muchas veces, expresión de un don más grande... de todo esto nos habla la mesa servida, el pan y el pescado en las brazas.

Acaso, 
¿no era esto lo que habían aprendido junto a Jesús?

La noche, como el mar,  no habían sido más que signos de lo que les había pasado con lo vivido con Jesús y también entre ellos... 
cuando la vida nos hace caminar por senderos dónde parece que nos quitan todo.
cuando es el momento de volver a "echar las redes" desde lo esencial de la vida... desde lo que es vital y no desde lo que podemos seguir buscando afuera para remendar lo que perdimos.

Después de esto, Pedro y en él cada uno de nosotros, es invitado a encontrarse con la confianza en la vida y con la capacidad de amar que de seguro, para Pedro habían quedado sepultadas o al menos "agrietadas" con las negaciones vividas.

En la experiencia de Pedro, podemos acercarnos a lo que vivimos cuándo las situaciones personales, han socavado la confianza una y otra vez; ya sea por nuestros actos o por los actos de los demás.
En su experiencia, podemos percibir nuestros miedos a perder lo necesario para la vida... lo que hacemos para retener al menos algo... y cómo seguimos sin comprender ni aceptar lo gratuito del amor.


El diálogo de Jesús con Pedro, es el encuentro con la VERDAD del corazón...
al que se llega despacio... sin reproches porque se cierra... al que se llega dando vueltas (de esto son signo las preguntas)... una verdad que encierra lo que cada uno es, lo que cada uno puede... sin ropajes y sin falsas expectativas.
Una VERDAD que hace libres los espacios donde la capacidad de amar ha quedado encerrada.

"Señor, tu lo sabes todo, 
sabes que te quiero"... 
Amarte tal vez no...  pero quererte sí... tal vez estás pueden ser las palabras de Pedro.
Porque de seguro me seguirá saliendo apropiarme de vos y de lo que haces a través mío.
Porque de seguro mi impulsividad me dominará a veces.
Porque mis heridas me seguirán pasando facturas.

"Señor, tu lo sabes todo, 
sabes que te quiero"...  en tus manos, todo cobra sentido.

Una Verdad que se encuentra cuándo se deja vencer por la certeza de que es amado sin condiciones... de que el amor que lo habita lo amó justamente allí dónde él no podría haberse amado.
Habitado por un Amor que se abaja haciendo descubrir las posibilidades del corazón humano.

Ahora sí has comprendido Pedro, lo que significa que "darás la vida por mí...", le dirá Jesús.
Ahora sí podrás dejarte llevar... porque sabes quién eres en verdad.
Ahora sí... SÍGUEME.

EXPERIMENTANDOLO COMO EL PRIMER DÍA.

PASCUA, sólo lo que abrazamos se transforma. Jn 20, 19-31

Cuánta más dolorosa ha sido la frustración 
más dolorosa será la apertura. 
ENCIERRO y TEMOR.
Qué difícil resulta atravesar lo doloroso de la vida y no quedarnos justamente allí sin darnos cuenta de que eso nubla toda la capacidad de percibir la realidad.

Y si unas estructuras de pensamiento como el no querer "abrazar las heridas de la vida" no mueren... lo nuevo no puede nacer.
Que difícil permanecer en la "ESPERANZA" en medio del dolor sin que el pasado vivido lo domine todo; 
sin buscar culpables ni auto-reprocharse por haber elegido o no; 
sin que la ansiedad de sentirse desamparado nos lleve a alejarnos de todos; 

y sin que la sensación de impotencia del momento nos haga creer que nada podemos hacer, marcando así todas las decisiones.

Existe la necesidad de re-aprender muchas veces lo que significa hacer un proceso, cuando hay que atravesar la muerte, el dolor o cualquier situación dolorosa.
Tal vez habrá que animarse a dar pequeños pasos... el primero de todos: aprender a silenciarnos -dejando tantas creencias que llevamos dentro- y poner en palabras lo que nos ha pasado.
El segundo: dejarnos recibir por otros que sin juicios y desde una escucha atenta abrazan la vida que allí está herida.

De este proceso -que es pascua- nos habla el evangelio de hoy... compartiendo, estando juntos "cerrados y con temor", poniendo en palabras lo que han sufrido, lo que lástima, hacen experiencia de lo sagrado de la vida -de lo valioso que son- y son capaces de percibir que todo, absolutamente todo, lleva dentro VIDA.
Y allí experimentan PAZ... y el encuentro con la "vida hecha de límite" se vuelve "Cuerpo de Jesús", con llagas y todo, dónde el Amor siempre ha estado, haciendo que de las heridas broten nuevas posibilidades.

El "desde dónde mirar" lo que vivimos... como el "desde dónde vivir" es lo que transforma la vida... y esto sucede con el material que la vida nos da, sin negar ni ocultar nada.

Por eso, necesitamos aprender el arte de la espera que sabe "dejarse hacer" con lo que vive... no crecemos si andamos defendiéndonos de todo o quedándonos en la resistencia o en el enojo... u ocultándonos las heridas que llevamos dentro.  
Es posible esperar en esa Vida de Dios que está como un semilla muy pequeña en cada uno y que transforma el límite y el sufrimiento en un potencial de vida y sanación para los demás.

Y es allí, al "poner en palabras la vida", donde se conectan con quiénes son y a quiénes están llamados a ir... y la pascua, como camino de apertura, se vuelve MISIÓN.
Una ida a los demás que será "en nombre de Jesús", siempre y cuando esté atravesada por el don de la Reconciliación.
Habrá Jesús. 
HABRÁ VIDA DE DIOS SÓLO SI HAY PERDÓN.
Y PERDÓN como posibilidad siempre nueva.

Ese camino de "pasar del encierro a la apertura", "del miedo al anuncio", que vive la comunidad, Tomás también lo tendrá que hacer.
Tomás tendrá  que dejarse rescatar de los espacios que lo han encerrado hasta el punto de sentirse incomprendido y solo con sus llagas.
Y es así que al hacer experiencia de unas llagas -de unas heridas que mantenían la vida aprisionada...  que se reconocen... que se pueden narrar... que no se niegan..., Tomás puede reconocer sus propias llagas, las que mantiene seguras porque están ocultas, las que avergüenzan y bloquean la vida y lo dejan solo y enojado.

Cuanta VIDA sigue aprisionada porque no nos animamos a encontrarnos con nuestras heridas.
Cuántas heridas nos encierran y nos hacen andar con miedo.

NECESITAMOS TAMBIÉN QUE A NOSOTROS NOS RESCATEN DE LA ANGUSTIA Y DEL MIEDO, A LOS QUE PARECE QUE TERMINAMOS AMANDO.

Creer en el Resucitado  es creer que Jesús "amando en el extremo de la vida" mostró lo que está escondido como un tesoro en cada situación.

Que nos abramos a esa "mirada nueva" que es capaz de percibir al "QUE VIVE" en las llagas de los hombres y de las mujeres "de las manos rotas y abiertas" por la pobreza, por la enfermedad, por el desempleo, por la violencia... etc... etc.

"La VIDA que transforma todo en camino" vive en las "heridas abiertas del costado" de tantos que se encuentran solos, o se encuentran descartados, excluidos o padecen el dolor insoportable de la pérdida de un ser querido.


PERO
SEAMOS CONSCIENTES,
solos no encontraremos el camino.

domingo, 20 de abril de 2025

Sobre el madero de la Cruz... Jn 18, 1–19, 42

 
“Todo está cumplido”, 
e inclinando la cabeza, entregó el espíritu...

Y la Palabra se hizo silencio. 
Hasta su "espíritu" ... todo cuanto tenía para vivir.
Muere, como vivió... siendo el "entregado del Padre".

Su actitud vital frente a la muerte, como frente a la vida, nos habla de cómo es Dios y también nos habla de nosotros mismos... de que es posible llegar a ser plenamente humanos aprendiendo a Amar ... aprendiendo a aceptar las limitaciones y miserias de toda vida humana...aun la traición que vino desde dentro.

Hoy celebramos una entrega, no celebramos un sufrimiento.
¡Cuánta insistencia en el sufrimiento seguimos sosteniendo!
No es el sufrimiento de Jesús lo que nos salva.
Es su actitud de entrega sin límites...  es su Amor aun en la cruz.

La cruz, nos aporta la certeza de que es posible amar hasta en los extremos de la vida... de que no hay excusas para no hacerlo.

Por eso, lo que nos salva, no es si el Padre quiso o no quiso la muerte de su Hijo... o si la recibió como pago de nuestros pecados... etc.

Jesús, al permanecer en su decisión de amar, no sólo que lo hace creíble y digno de confianza, 
sino que además le aporta al amor, toda autenticidad.

De esa manera, al afrontar la pasión sin resistencias, aceptando lo que se le presenta, entregándose... ha desarmado toda oscuridad... le ha quitado a la muerte todo poder y toda tragicidad... ha transformado las heridas de la muerte en aberturas por dónde puede fluir la vida.

Toda situación humana, en Jesús, ha sido alcanzada; porque 
"no hay nada dónde Dios no ha amado".

Por su solidaridad con toda la humanidad, se convirtió en el hambriento, en el sediento, en el preso, en el enfermo, al que tenemos que auxiliar.

"Padre, perdónalos porque
no saben lo que hacen"

Allí dónde nosotros cerramos... allí donde nosotros, podemos llegar a herir hasta aniquilar... Jesús responde dándose todavía más.
Perdonar es seguir dando...
Su perdón es resurrección.

Su perdón no justifica ni disimula el mal. 
Permanece "no violento", en medio de nuestros arrebatos.
Desarmado se hace perdón... y de esa forma nos libera de ese círculo de culpas, venganzas y vergüenzas, que nos asfixia.

No sabemos lo que hacemos cuando nos negamos a recibir este perdón.
No sabemos lo que hacemos cuando no sabemos quienes somos.

La Cruz - el Crucificado - el que "pende de un madero" - el "Inocente"... nos recuerda hoy quienes somos... 

Atrayéndonos busca despertarnos a nuestra verdadera esencia... a nuestra verdadera identidad... 

Somos don, espacio, capacidad... para que Dios se siga dando.








VIDA MÁS VIDA. Jn 20, 1-9

¿Qué paso en Jesús?
¿Qué estamos celebrando en este día?

Aquella primera comunidad cristiana descubrió - en la vivencia cotidiana de lo aprendido de Jesús (de sus modos y de sus palabras) que él seguía VIVO en medio de ellos y que les comunicaba su VIDA.
¿Cómo transmitir esta experiencia?
¿Cómo darla a conocer para que otros lo vivan también?

Difícil fue la tarea de poner en palabras dicha experiencia; y difícil para nosotros hoy "descodificarla" para quedarnos con la verdad que allí se encierra y no quedarnos en los razonamientos de cómo es eso de la "resurrección"; o quedarnos en sentimientos bonitos que se van con el primer contratiempo que nos roce.

Las "mujeres del alba" como los discípulos corren a buscar a aquel... o a aquello que habían perdido... al mismo lugar de siempre.
En una tumba... en la oscuridad de los esquemas conocidos de cómo hay que vivir... en lo frío de los razonamientos o de eso que se considera justo... en lo sin vida de los encierros... en la dureza de las defensas que se levantan para evitar el encuentro... en la desolación o el desencanto que dejan muchas veces los afectos... allí será difícil encontrarse con la VIDA.

Allí no encuentran nada... solo unos elementos que les dicen que allí a la VIDA no es posible encontrar.

Por eso, tanto ellos, como nosotros ahora, tendrán que atravesar esa dinámica que está grabada en el corazón del "camino" humano: "si el grano de trigo no muere..."

La VIDA que estaba en ellos como está en nosotros no es posible encontrarla si antes algo no muere.

La tumba y todos esos elementos encontrados no son más que anuncios de que existe una VIDA -un modo de entenderla y vivirla, un modo de estar en ella- que no se limita... que no está limitada a esta vida biológica... que no está limitada a lo que pensamos, a lo que sentimos ni a lo que podemos.

Pero como aquellas primeras discípulas y discípulos, nosotros también nos ponemos a correr - nos aceleramos dramáticamente - cuando algo nos quitan, cuando algo oscurece nuestro camino... cuándo sentimos que perdemos.
Si la VIDA está en nosotros... no hay necesidad de correr detrás de nada ni nadie... toda situación, aun las más duras... todo momento... no será más que un espacio que, creando una apertura, invita al encuentro y a disponerse a darse a los demás.  

Lo que mezquinamos a los demás es proporcional al espacio que buscamos llenar en las tumbas de los actos repetitivos y automáticos dónde nada encontramos.

Por eso será necesario entonces una decisión en la que le demos más valor a esa VIDA que llevamos dentro que a todo aquello que nos hace andar a las corridas.

Será necesario aprender a mirarnos de otra manera y desde otro lugar... agudizando nuestra atención interior... abandonando las prisas y creyendo más en los procesos. 
Que muera -que se rinda- entonces ese que busca defenderse en los mismos lugares de siempre, sobre todo cuándo se encuentra con el límite. 

Y que atentos, conectados con la VIDA que tiene sabor a entrega y servicio, todo se convierta en un lugar de apertura... todo se convierta en camino. Qué lejos esta esto de lo que hoy llaman "tener experiencia de algo".


VIVE en medio nuestro. Lc 24, 1-12

La resurrección de Jesús es un "no" rotundo a la injusticia y a la violencia.

Es proclamar que tiene sentido… que vale la pena… que tendremos Vida plena si vivimos y amamos como Dios lo hace…
Ni los verdugos, ni los acusadores, ni los traidores tuvieron la última palabra.
La fiesta de la Pascua es, sobre todo, una fiesta de la vida recuperada, de la vida auténtica, de la capacidad de mantener la propuesta de Dios por encima de lo mezquino –aún de lo violento- que pueden venir de un sistema, de una institución…
 
La Pascua  es una fiesta que nace del deseo de celebrar de que vale la pena vivir desde la esperanza que surge de permanecer en el amor… nada tiene que ver con celebrar un sentimiento bonito.
 
Celebramos hoy que la existencia de ese hombre sencillo de Nazaret ilumina y cambia la historia humana.
Es una invitación a no dejar que las preocupaciones ni los dolores cotidianos nos hagan creer que sólo eso es la realidad y aten al corazón a la amargura.
La Pascua de Jesús nos abre los ojos a una vida que comienza justo en los límites de la vida… allí donde nada se espera ya.
 Una vida que no nace de la fuerza de voluntad o del poder o del deseo de querer imponer una opinión o un punto de vista.
Todo lo contrario.
 
La resurrección es  vida que nace del perdón.
Es vida que nace de la misericordia y la reconciliación.
Es vida que nace del amor en medio de lo injusto.
 
La Pascua es entonces la fiesta de la esperanza, de esa pequeña virtud que es resistente a cualquier situación.
La pascua es fiesta de la resistencia.
Con la resurrección, Jesús rompe el cerco de la impunidad.
Su actitud de reconciliación es un grito de justicia.

Jesús perdona a sus victimarios porque sabe que ellos están fanatizados por una moral que en nombre de Dios condena y excluye… porque en definitiva las instituciones religiosas y políticas "sólo hacen lo que saben".
Imponen la violencia y la intolerancia como los únicos medios para sentir que tienen el poder.

Pero, con la resurrección, Jesús apela a la justicia de Dios que es el absoluto respeto por la vida humana y la libertad de todo ser humano.
El perdón, entonces, nace de una conciencia madura, tolerante y verdaderamente libre y es lo que nos prepara para una reconciliación verdadera con los demás.
Porque la injusticia cometida no se remedia con una agresión mayor.

Jesús sabe que el perdón no hace desaparecer la atrocidad del crimen.
El perdón cuestiona la conciencia del agresor y la respuesta del ofendido.
Pues el perdón no es un recurso de emergencia para tapar con lindos sentimientos lo terrible de lo injusto.

La reconciliación y el perdón nacen de una fe muy profunda, de una confianza radical en el Dios de la Vida, de una nueva manera de ver la realidad.
Es ser conscientes en última que la vida no se rige ni se sostiene por la fuerza bruta sino que la vida está sostenida por una infinidad de lazos afectivos.
 
Lo aceptemos o no… nos resistamos o no… estemos dolidos o no… estamos hechos para la comunión.
 
De este modo, la historia humana, bajo la luz del nuevo día, muestra un rostro desconocido en el que predomina el encuentro, la generosidad, la entrega, la confianza, la tolerancia y el amor.
Una realidad que no se identifica con esa dinámica que sólo da para recibir… o da para invertir… para ganar algo…
Sino que nos muestra una nueva humanidad con los brazos abiertos… con las manos heridas pero abiertas… ofreciendo su palma como gesto de apertura sincera… (y no un puño cerrado).

Con la resurrección somos invitados a descubrir que la vida es un derecho que no se negocia… que la vida es única y cada existencia tiene un valor infinito.
De ahí el esfuerzo cotidiano por generar un diálogo creativo como único medio para resolver los conflictos que surgen entre nosotros.
 
Con la Resurrección necesitamos comprender cómo una transformación personal, una transformación al interior de un pequeño grupo, es capaz de cambiar el rumbo de la historia de esa comunidad, de ese grupo.
Esto fue lo que les ocurrió a los discípulos y discípulas de Jesús cuando se encontraron de repente con una realidad sorprendente que se les impuso: Jesús había resucitado.
 
No era la ocurrencia de unas mujeres desconsoladas o de algunos discípulos confundidos. Era la potente experiencia de una comunidad que había descubierto que Jesús los estaba llamando para continuar la misión amando como él… viviendo como él… anunciando el evangelio a los pobres.
Entonces, la resurrección  fue para ellos una experiencia que trastocaba sus expectativas y los ponía de nuevo en camino.

La acción más palpable de la resurrección de Jesús fue su capacidad de transformar el interior de los discípulos.
Los convocaba alrededor de su vida y los llenaba de su espíritu de perdón.
Los corazones de todos estaban heridos.

A la hora de la verdad, todos eran dignos de reproche: nadie había entendido correctamente la propuesta del Maestro. Por eso, quien no había traicionado a Jesús, lo había abandonado. 
Y si todos eran dignos de reproche, todos estaban necesitados de perdón.

Volver a dar unidad a la comunidad de seguidores, darles cohesión interna en el perdón mutuo, en la solidaridad, en la fraternidad y en la igualdad… era humanamente un imposible.  Sin embargo, la presencia y la fuerza interior del resucitado lo logró.
Cuando los discípulos de esta primera comunidad presienten interiormente esta presencia transformadora de Jesús, y cuando la comunican, es cuando realmente experimentan su resurrección.

Y es entonces cuando ya les sobran todas las pruebas exteriores de la misma.
La novedad del Resucitado arranca desde los cimientos las falsas seguridades y lanza a toda la comunidad a encarar la misión con una fuerza y una dignidad hasta ese momento desconocida.