domingo, 13 de julio de 2025

Que la Compasión, sea nuestra FORMA DE VIDA. Lc 10, 25-37


"Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: 
“Maestro,  ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?”."

Que mejor manera de cumplir con la ley, y no involucrarse más que con lo que ella manda que, preguntar en estos términos sobre el "hasta donde es la exigencia que gana el cielo"... que es lo aceptable en la ayuda a los demás... que es lo que nos hace sentir que cumplimos... hasta dónde está bien hacer...

Y Jesús responde poniendo como ejemplo a un samaritano -a un extranjero, a un hereje - que es capaz de correrse del camino y hacerse prójimo de quién no tenía prójimo.
Y esto no para ganarse algo, sino como urgencia del Reino que está grabado "muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca...", como dice Moisés al pueblo en el libro del Deuteronomio. (cfr Dt 30, 10-14). "Es lo que clama dentro"

Con sus palabras Jesús invita a involucrarse en la respuesta... ya no hay quién no pueda ser prójimo de la propia vida... ya no es posible programar la caridad ni postergarla.

Que nuestra vida quede involucrada en las respuestas que damos... 
en lo que decimos... pensemos en cómo hablamos de la realidad, como sí nada tuviésemos que ver con ella.

Ahora, ¿no será que andamos "fatigados de compasión" por tanto mirar en diarios o en la televisión... una realidad de dolor y sufrimiento que parece superarnos?
¿No será que nos hemos acostumbrados a ser simples espectadores?
¿No será que nos hemos conformado con "dar limosna" buscando solo estar justificados como aquel judío que interroga a Jesús?
¿No será que creemos que podemos separar a Dios de aquellos que sufren y padecen el dolor o las consecuencias de la injusticia?
¿Acaso un mal de nuestro tiempo no es la INDIFERENCIA?

"AMAR A NUESTRO PRÓJIMO COMO A NOSOTROS MISMOS..." de esto se trata.... y supondrá ponerse en camino.
Conscientes de que lo que llevamos dentro, nos desafía y nos empuja a salir al encuentro... porque allí en el encuentro se nos juega nuestra humanidad... porque no hay humanidad sin compasión.

Y LA VERDADERA COMPASIÓN TRASTOCA LOS PLANES... NOS INVOLUCRA, COMO AL BUEN SAMARITANO.

Nos libera de todas las pequeñas auto-definiciones y de los recortes que nos hacemos a nosotros mismos -y también a los demás - que lo único que logra es que permanezcamos en el mismo lugar...
Nos libera de los "hasta acá" -ayuda programada y recortada pero no caridad de Jesús-.

NOS ABRE A LO MEJOR DE NOSOTROS MISMOS.
El otro... su fragilidad y su dolor... se transforman en posibilidad para entrar en contacto con lo que hay de Reino en nosotros... que no se impone... que no da por perdido a nadie... que no juzga ni clasifica.

NOS ABRE A LO QUE HAY DE REINO EN NOSOTROS 
QUE NO ELIGE A QUIEN AYUDAR.

¿Cómo atrevernos a emprender este viaje arriesgado hacia el Reino?

Tendremos que tener el valor de salir de lo que consideramos importante... tendremos que detenernos... tendremos que corrernos de nuestro camino "tan organizado" que nos hace aparecer "personas tan ocupadas... tan importantes".

Podríamos caer en manos de ladrones... podríamos ser cuestionados, cargados, dejados de lado por ciertos círculos... podríamos comenzar a sentir que priorizamos otras cosas (no tanto el tener plata para... o lo que está bien hacer según mi círculo familiar... etc)
Podríamos ser abandonados medio muertos.

PODRÍAMOS ENCONTRARNOS CON UN HOMBRE MEDIO MUERTO.
Y ESTE ENCUENTRO NOS CAMBIARÍA LA VIDA.
¿No será entonces más seguro quedarse en casa?
¿No convendrá primero asegurarnos nosotros para después abrir la puerta?
¿No convendrá seguir haciendo como que no se ve, o que no se escucha?

Pero podemos arriesgarnos a HACER REINO... 
porque Dios nos ha precedido; se nos adelanto.

HAGAMOS REINO HACIENDO LO IMPOSIBLE.
QUE LOS QUE ESTÁN LEJOS, LOS QUE SE SIENTEN FUERA -EXCLUÍDOS-
LOS QUE ESTÁN TIRADOS AL BORDE DEL CAMINO DE LA VIDA
SE CONVIERTAN EN NUESTRO CENTRO.

DIOS ESTA AHÍ... porque "cada vez que lo hicieron 
con el más pequeño de mis hermanos, 
a mí me lo hicieron." cfr. Mt 25, 40


Señor, que podamos dejarnos llevar por el "Corazón Samaritano" que nos habita.

Que nuestras FAMILIAS SEAN SAMARITANAS, capaces de romper con los esquemas que excluyen personas, capaces de velar por los que son más débiles o se sienten desamparados.

Que nuestra TIERRA Y SU GENTE SEAN SAMARITANAS, capaces, aun desde sus miedos y pobreza, 
dar cobijo a quienes se sienten amenazados 
y nadie recibe.

DANOS UN CORAZÓN SAMARITANO SEÑOR.
UN CORAZÓN, CASA DE HUMANIDAD,
ABRAZO DE MISERICORDIA.
AMÉN



miércoles, 9 de julio de 2025

Enviados a "recrear la vida". Lc 10,1-12.17-20

Como si la decisión de subir a Jerusalén hubiese acelerado los tiempos... "Después de esto..." después del rechazo de los samaritanos y las claves para seguirlo que seguramente dejo a muchos en el camino... Jesús envía setenta y dos.

A más resistencias...
MÁS APERTURA.

Los envía, sin otra preparación que aquella que nació del contacto con él y sus modos de crear comunidad con toda clase de gente.
Los envía, siendo testigos unos de otros... "de dos en dos"... haciendo notar de que la vida se juega, no tanto en las palabras que se dicen -en las cosas que saben-, sino en el modo de estar en medio de los demás -en cómo se relacionan-.

CREANDO FRATERNIDAD, rompiendo con aquellas normas de pureza que generaba marginados y excluidos... provocando la PREGUNTA... despertando la inquietud de que la Vida es algo más que "pasarla bien" o " satisfacer toda necesidad".

Y los envía a la gente... porque es en medio de ella donde es necesario proclamar que Dios está... experimentando la precariedad que supone ser portador de un DON más grande... por eso habrá que rezar siempre, es decir, ponerse en contacto con lo más verdadero que llevamos dentro.

Son enviados a estar de camino... desprovistos de todo, porque la apropiación aísla y desconecta de los demás... esa es la condición... para eso habrá que soltar toda comodidad y toda defensa... corriendo el riesgo del rechazo... llevando una BUENA NOTICIA y no doctrinas o amenazas... sin fundamentalismos, buscando en todo momento esos "puntos de encuentro" que hacen de la apertura y el diálogo una actitud vital.

Somos portadores de una Plenitud que es infinita ... la apropiación del Don recibido gratuitamente, nos vuelve competidores y jueces de los demás.

Son enviados como testigos de la confianza en la hospitalidad de la gente... porque a pobres y excluidos va dirigido el anuncio, no es posible hacerlo desde la seguridad que dan los medios... aún más,

¿Cómo pedir confianza en el DIOS DE LA VIDA cuando a la propia se la tiene tan asegurada?



Son enviados pobres y pacíficos... todos cuantos se encuentren con ellos deben sentirse seguros... serenos en su fragilidad... y convocados a tratar a los demás con la mayor humanidad posible.

Son enviados a sentarse a la mesa del pobre... del marginado... del pecador... del que se siente último y olvidado... abiertos a compartir con ellos la vida como el único Don que Dios nos ha regalado.
Aceptando también que lo del otro, aunque diferente, es válido y nos enriquece.

Verdadero es el encuentro,
dónde los dos son transformados.

Son enviados a anunciar que "EL REINO DE DIOS ESTÁ..."...  mostrándolo en la cercanía y en el buen trato con la gente... sobre todo hacia aquellos que padecen enfermedad o cualquier otra cosa que impida ver quiénes son en verdad...
PORQUE LA CERCANÍA SANA 
Y LA DISTANCIA HIERE.

Son enviados a mirar de una manera nueva... liberados de todo prejuicio o excusa que destruye y limita la vida. 

Son enviados para "bendecir" que no es otra cosa que "decir bien del otro" ante tanta palabra tóxica que nos lanzamos -muchas veces sin darnos cuenta-. Siendo conscientes de que para que esto, habrá que ser más libre de ese juez implacable que nos acusa desde dentro... que nos hace rechazar justo lo que tendríamos que reconocer y abrazar... haciéndoles pagar a los demás lo que no soportamos de nosotros mismos.
Propio del "fundamentalismo" es la cerrazón, la exigencia y la intolerancia, la imposición y el rechazo.

Son enviados con el encargo de "recrear la vida"... convirtiendo toda prisión -toda herida del pasado- en un profundo camino de transformación... acompañando en el perdón, como posibilidad para sanar lo que de otra manera queda abierto y se infecta. 

SON ENVIADOS A ALEGRARSE POR EL SIMPLE HECHO DE COMPARTIR UN DON QUE GRATUITAMENTE RECIBIERON.

"- La cosa más urgente - dijo Francisco - es desear tener el Espíritu del Señor. El solo puede hacernos buenos, profundamente buenos, con una bondad que es una sola cosa con nuestro ser más profundo.
Se calló un instante y después volvió a decir: - El Señor nos ha enviado a evangelizar a los hombres, pero ¿has pensado ya lo que es evangelizar a los hombres?
Mira, evangelizar a un hombre es decirle: “Tú también eres amado de Dios en el Señor Jesús.”
Y no sólo decírselo, sino pensarlo realmente. 

Y no sólo pensarlo, sino portarse con ese hombre de tal manera que sienta y descubra que hay en él algo de salvado, algo más grande y más noble de lo que él pensaba, y que se despierte así a una nueva conciencia de sí. 

Eso es anunciarle la Buena Nueva y eso no podemos hacerlo más que ofreciéndole nuestra amistad; una amistad real, desinteresada, sin condescendencia, hecha de confianza y de estimas profundas. Es preciso ir hacia los hombres.

La tarea es delicada.
El mundo de los hombres es un inmenso campo de lucha por la riqueza y el poder, y demasiados sufrimientos y atrocidades les ocultan el rostro de Dios.
Es preciso, sobre todo, que al ir hacia ellos no les aparezcamos como una nueva especie de competidores.

Debemos ser en medio de ellos testigos pacíficos del Todopoderoso, hombres sin avaricias y sin desprecios, capaces de hacerse realmente amigos.

Es nuestra amistad lo que ellos esperan, una amistad que les haga sentir que son amados de Dios y salvados en Jesucristo..."


(E. Leclerc . Sabiduría de un pobre - cap XII)




domingo, 29 de junio de 2025

JESÚS. humanidad AMIGA de toda humanidad. Mt 16, 13-20

"Y USTEDES, 
¿QUIÉN DICEN QUE SOY YO?"

Estamos ante una de las preguntas que atravesó el corazón de las primeras comunidades.
Pregunta que así como los alcanzó a los discípulos en el camino y fuera del territorio hebreo, así también nos alcanza, cuando la vida se encarga de hacernos dar cuenta de que, "somos caminantes"; y esto sobre todo cuando irrumpe una situación que nos saca y nos aleja de lo seguro y conocido.



¿Quién eres Jesús de Nazaret, en esta situación que sigue golpeando nuestras vidas y nuestras familias?
¿Dónde estás en medio de lo que nos pasa?
¿Qué es, lo de Dios, en todo esto?

Qué difícil no responder confundiendo a Dios con nuestras propias expectativas, o con esa catequesis aprendida hace mucho tiempo, que solo ha generado más culpa y más miedo.
Que difícil cambiar la manera de mirar... y soltar formas de pensar que traemos de años.
Que difícil entrar en la confianza, abiertos a la escucha, dejando que la vida nos enseñe... y sobre todo cuando esta toca nuestros límites.

¿Dónde está Dios cuándo somos atravesados por el dolor? ¿Dónde está Dios en la situación de guerra que deja tanta humanidad expuesta? ¿Dónde está Dios en la precariedad en la que viven tantos hermanos nuestros?

¿Dónde está Dios en la tristeza de tantos jóvenes que ya se sienten cansados de vivir o se han entregado a la droga?
¿Dónde está Dios en la situación económica donde muchos siguen pensando sólo en ellos, hasta el punto de hacer ostentación de lo que tienen?

Tal vez, estas experiencias y muchas otras con las que nos encontramos, pueden acercarnos, como si fuesen "puentes", a lo que sintieron los discípulos con Jesús.
Ellos hubiesen querido que lo prometido por Dios, se acercara a ellos bajo los rasgos que ellos manejaban desde siempre... respondiendo a las expectativas que habían aprendido.

Pero Dios, les salió al paso en este hombre Jesús, con unos modos y unos gestos, que lejos estaban de todo aquello que ellos habían aprendido.
Un Dios venido de Galilea... calzado con sandalias... amigo de publicanos y pecadores... durmiendo en el camino sin lugar dónde reclinar la cabeza.

Los discípulos, no pudieron comprender de una, la novedad que allí se les presentaba…

La novedad incomoda; y por ende se la rechaza de una… o se la intenta encasillar en lo que ya se sabe, cómo una manera de manejarla.
Sin darnos cuenta que lo mejor sería callar y aceptar no saber... y abrir las manos para recibir... descubriendo así que, en nosotros sólo está el deseo de... y no el realizarlo.

"EN EL CAMINO"...
en el lugar donde los pies dejan paso al corazón, Jesús comienza a preguntar sobre lo que la gente dice de él... no tanto porque le preocupara lo que la gente pensaba de él sino porque tal vez se daba cuenta de que sus discípulos no iban entendiendo nada. 
Ellos por su parte, sienten que pueden manejar aquella pregunta... trasmitir información es algo que cualquiera puede hacer... pero de repente esa pregunta es a la propia vida:

 "Y USTEDES, ¿QUIÉN DICEN QUE SOY YO?"
No es posible contestar con definiciones de catecismo o con frases hechas.
Somos obligados a inventar una respuesta que necesariamente debe surgir de la experiencia.
Es el momento donde sentimos que la palabra que damos nos compromete... solo sabemos de Dios lo que vivimos... 
Una respuesta. Y la vida, con él, se convierte inmediatamente en una cosa seria. 

"Pedro respondió: TÚ ERES EL MESÍAS"
Es como si hubiese dejado de lado todo lo que sabía y escucho... es como si la aceptación sentida y vivida junto a Jesús le hubiese dado la claridad para poder ver en aquel hombre de galilea -que hacía lo mismo que él hacía- al Dios que tantas veces había escuchado que acompañaba y salvaba a su pueblo.

Pero esta no era la meta a la que tenía que llegar. Tal vez Pedro pensó que habría aprobado los exámenes y que el camino terminaba con descubrir esto. Pero este era un punto de partida.
Había que comenzar ahora un camino donde el rostro de Jesús se le iba a ocultar cada vez más... 
Y tal vez por eso los hace callar, la comprensión de su persona como Mesías no será del todo verdadera hasta después de la pascua.

De seguro tiempo después, comprendieron que lo realmente importante no había sido saber esto o aquello de Jesús... ni siquiera el haberlo visto... sino que lo realmente importante había sido el aprender a mirar la vida desde una perspectiva nueva... donde sus gestos y palabras podían tener el mismo sentido que el de Jesús, el de abrir o cerrar la vida de las personas... haciendo que todo lo humano fuese siempre un espacio de posibilidad.

De ahí, las palabras que dirige Jesús a toda la comunidad, en la persona de Pedro, siendo él "expresión de unidad".
Palabras que invitan a dejarse llevar por esa fuerza que tiene la capacidad de abrir y cerrar... posibilitando vida donde hay muerte... confianza en la apertura frente a toda cerrazón... brindando ternura frente a toda dureza... 
haciendo del perdón un camino de libertad... 
brindando humanidad.
Hacer lo contrario es no ser comunidad. 
No ser Iglesia de Jesús. 
Es no ser Jesús. No ser más humano.

¿Dónde está Dios entonces hoy?
En la cercanía que se regala... en la preocupación que se brinda... en el ánimo que se comparte... en el servicio que se da... en la escucha que se recibe... en el cariño que sostiene… en la resistida esperanza.

¿Quién eres Jesús?
Tal vez nos sorprenda la respuesta:
Soy tu humanidad en camino.
Soy tu humanidad cuando se hace "samaritana".
Soy tu humanidad herida y pobre.
Soy tu humanidad atenta a todos.
Soy tu humanidad que ama y se deja amar.
Soy tu humanidad violentada y empobrecida.
Soy tu humanidad gritando justicia. 
Soy tu humanidad cuando comparte lo que tiene.
Cuando se pone del lado del más débil.

Soy tu humanidad que desea... que busca... 
que sufre... que ama... que sirve.
Soy tu humanidad amiga de toda humanidad.




domingo, 22 de junio de 2025

"DeNles de coMer ustEdes miSmos". Lc 9, 11b-17

Creo que todos podemos dar cuenta de que, frente a muchas situaciones personales y comunitarias, hemos sentido aquel mismo sentimiento de impotencia, con el cual se encontraron los discípulos frente al mandato de Jesús, de dar de comer a aquella gente que se podía morir de hambre en el camino.

Una multitud necesitada de sanación. Hambre e intemperie. Impotencia sin salidas.
Una multitud necesitada de que algo fuese más fuerte "dentro suyo" que los ayudase a seguir transformando toda situación en camino... que sea tan significativo que alimente la vida y regale la sensación de cobijo y hogar.

Tal vez lo vivido por aquella multitud puede estar lejos de la realidad que nosotros vivimos… pero no podemos negar que hoy toca a mucha gente en nuestro mundo.

Pero el relato del evangelio no quiere expresar un hecho histórico sino más bien que viene a decirnos de donde surge la verdadera fecundidad de nuestra vida.
Fecundidad que no viene del esfuerzo personal… o del éxito de algún tipo de emprendimiento… o de la resolución definitiva del hambre del mundo.

La Fecundidad del evangelio es expresión de una vida –pobre e impotente-  que se atreve a poner sus propias manos vacías -TODO LO QUE TIENE- al servicio del hambre de otros… al servicio de lo más esencial… como lo hizo Jesús con su propia vida.

El evangelio nos habla de la CAPACIDAD de ENTREGA y de SERVICIO… que crece si nos animamos a no defendernos, en tiempos de mucha vulnerabilidad y de mucha pobreza.

EL DON CRECE EN LA DEBILIDAD, si nos mantenemos en la entrega. 

De esto es signo la EUCARISTÍA.
Es el gesto de ENTREGA y SERVICIO -asumido hasta las últimas consecuencias- que "resume" toda la vida de Jesús...
Lo que aquí celebramos y nos compromete es cómo él vivió.

Jesús hizo de la carencia de unos pocos, un lugar de comunión.
Transformó la impotencia en un espacio de fecundidad, de vida para los demás.
Sus manos permanentemente abiertas y vacías fueron para todos aquellos con lo que se encontraba signo de la "cercanía de Dios"... y en la cruz, signo de un Amor que no se corre aún siendo heridas.

Por eso la Eucaristía quiere llevarnos a que nos hagamos cada vez más conscientes de lo divino que nos habita... que cuánto más nos damos cuenta de eso más tendríamos que ser "entrega y servicio" para los demás, cómo lo hizo Jesús; y que si esto no ocurre esta celebración no tiene ningún sentido.

Pero cómo tal vez este camino suponga muchos contratiempos... como por ejemplo... tener que morir a muchas cosas que creemos que nos van a dar vida... preferimos convertir la eucaristía en algo "tan sagrado” -solo para algunos y encerrada en las iglesias- que reclama nuestra adoración... y que nos da un boleto para el más allá.
¿Se imaginan a Jesús pidiendo que la gente que lo buscaba se pusiera de rodillas? ¿acaso nos olvidamos que él se puso de rodillas ante sus discípulo y discípulas?
Para nosotros sigue siendo más fácil arrodillarnos aquí dentro... que ir detrás de Jesús haciendo gesto su servicio y su disponibilidad a todos.

Para los primeros cristianos celebrar la Eucaristía-"hacer eucaristía"- era hacer algo subversivo…  porque rompía barreras y reglas que decían que unos eran mejores que otros... era sentarse a la mesa de la propia a "todo tipo de gente".

Celebraban la Eucaristía porque estaban dispuestos a vivir lo que esto significaba, es decir, que en el modo de tratar a los demás -en el servicio y la entrega- todos pudieran reconocer al Dios que llevaban dentro.

Por eso, “HACER EUCARISTÍA” es comprometerse a construir Comunidad.
Es saber que todos tienen como vocación la Unidad.
Es regalarse Igualdad, aceptando toda diversidad... el pan se hace de muchos granos.

Es descubrir que lo que nos da vida no es el pan que recibimos
sino el pan que damos.

Para esto no es necesario que todo nos vaya bien; para aprender a ser don, para estar al servicio de los demás, no es indispensable no encontrarse con obstáculos. 
De ahí el evangelio que nos enseña que en el desierto -como a los discípulos- somos “descascarados”  de tantas cosas que creemos ser, mostrándonos que "verdad" estamos escuchando... en que nos estamos apoyando... que esta buscando nuestro "ego" alimentar con lo que hacemos. 

En el desierto nos invitan a mirar hacía dentro -a lo profundo-... a encontrarnos con "quienes somos en verdad" -"quién nos habita"-...  que hace del encuentro con la propia debilidad un lugar donde aprender a ser compasión con las heridas de los demás...
Que es capaz de hacer del encuentro con el propio vacío, un lugar dónde aprender de ternura frente a la panza vacía de los más pobres... 
Que hace del encuentro con nuestras propias sombras, un lugar dónde aprender acompañamiento de aquellos que se buscan a sí mismos...
Y así con cada situación humana...

Y así cada situación se transforma -desde quienes somos en verdad-en posibilidad de ser eucaristía... 
de convertirnos en pan para los demás.

Pero nosotros seguimos buscando arrodillarnos frente al Santísimo, siendo indiferentes e ignorando la necesidad de los demás, olvidándonos que "todo lo que le hicieron al más pequeños de mis hermanos, a mi me lo hicieron"... 


Lo más importante de la Eucaristía es el signo del pan que se parte y reparte, 
porque eso fue toda la vida de Jesús - porque así es Dios.
Recibamos entonces lo que somos... y convirtámonos en lo que recibimos.





domingo, 15 de junio de 2025

SOMOS "expresión de un Amor que se entrega a los demás". Jn 16, 12-15


Hemos celebrado, en estos domingos, aquello que tal vez por tantas voces que escuchamos, y por tantas historias personales vividas… olvidamos y nos enredamos… y es que, ESTAMOS HABITADOS.

Que nuestro camino de seguimiento a Jesús es un estar volviendo a quienes SOMOS en verdad.
Algo que olvidamos rápidamente, y dejándonos llevar por las "heridas" que se sienten resentidas, o por situaciones que se presentan, reaccionamos lejos de lo que en verdad somos. 

A "quiénes somos en verdad, a lo que estamos llamados a ser", nos conduce el Espíritu: 
más hacia dentro, más hacia lo que somos,
más íntegros, más humanos, más Jesús.
"Más uno con Dios".

Y aunque hacia allá vamos -de dónde hemos salido-, y es grato saberlo, eso mismo no nos libera (podríamos decirlo así) de tener que decidir abrirle al Espíritu -aún con dolor- los espacios que necesitan aire en nuestra vida –lo que huele mal-; y también bancarnos, de alguna manera, que los ritmos no los marcamos nosotros. 
Y por más que nos cueste entenderlo, no es posible permanecer en el encierro para siempre.

Ahora, SOLO DESPOJADOS DE LAS IDENTIFICACIONES CON LAS QUE CREEMOS SER ALGUIEN, TENER ALGO, SABER ALGO...
LLEGAMOS A PRESENTIR EN VERDAD QUIENES SOMOS.
Que difícil nos resulta aceptar y vivir desde ahí, cuando la vida nos regala tantas posibilidades.

Y TAMBIÉN LLEGAMOS A DESCUBRIR
EN QUIÉN NOS CONFIAMOS EN VERDAD.

Por eso uno de esos tantos despojos por los que pasamos será el de darnos cuenta que por más palabras que podamos decir sobre Dios... a Dios no lo podemos agarrar... NO LO PODEMOS COSIFICAR... más aún, a muchos de nosotros las palabras que usamos para pretender explicar quién es Dios... cómo es... no nos dicen nada. Un ejemplo es todo lo que hemos llegado a decir cuando hablamos de la fiesta que hoy celebramos:
la Santísima Trinidad… que desde lo que percibió la primera comunidad en Jesús hasta lo que hoy decimos hay una gran distancia.

Volver a la “simplicidad de la experiencia de Jesús” es percibir que todo cuanto nos habla de Dios, nos habla de RELACIÓN, de DON, de APERTURA, de ENCUENTRO, de SALIDA, de movimiento.

Que se convierten para nosotros en un estilo de vida... en un modo de estar con los otros.... no para cumplirlo porque es una obligación o por miedo a algo, o esperando una recompensa; sino porque esos modos se convierten para nosotros en un camino - en una posibilidad- para que surja la "mejor versión" de nosotros mismos.

Si elegimos vivir en clave de haber sido creados a "imagen y semejanza de Dios" podemos decir entonces que, "a más profundidad -a más encuentro con nosotros mismos-, más don... más apertura... más humanidad"... porque nos relacionamos con los demás cómo nos relacionamos con nosotros mismos.

Entonces la calidad de nuestra vida se mide por la capacidad de construir relaciones con sabor a reino... se mide por la capacidad de apertura que tengamos.
Cuánto trabajo habrá que seguir haciendo con nosotros para crecer en un modo de relación que exprese apertura y no cerrazón, que hable de acogida y no de juicio, que hable de diálogo e inclusión y no de resistencias ni barreras ni imposiciones.

El Dios que se hace presente en la experiencia de Jesús, y que lo anima con su Espíritu, es APERTURA... siempre y todo el tiempo... a lo distinto, a lo que tiene ritmos diferentes... hasta el punto de cambiar las normas y las reglas, los lugares y los modos, para que nadie se sienta más lejano, o con menos posibilidades de las que ya experimenta para vivir con otros -es lo que llamamos inclusión-.

Contemplemos cuál fue el lugar del anuncio de Jesús -no fue un templo sino dónde estaba la gente-, con quienes se sentó a la mesa -publicanos y pecadores-, a quiénes dejo que lo tocaran -impuros y enfermos-, con quienes se puso a hablar -niños y mujeres-... etc.

El Dios que nos acerca la experiencia de Jesús no es un dios de tolerancias y respetos... Jesús se acerca descubriendo en toda persona humana aquello que lo habita... es frente a esa PRESENCIA que se despoja, se descalza, se "desprejuicia", se hace servicio, se hace don.

Seamos capaces de cambiar en nosotros, y en nuestro entorno, todo aquello que haga sentir al otro, que con su debilidad -o con su déficit o con sus opciones- nada tiene que hacer entre nosotros.

Seamos oportunidad de encuentro, para todos aquellos 
que sienten con mucho peso la exclusión y la condena.
Y entonces, presentiremos algo de esa "dimensión trinitaria" 
-dimensión relacional, de apertura y encuentro- que nos atraviesa.

lunes, 9 de junio de 2025

La CONFIANZA está ahí... al comienzo de todo. Jn 14, 15-16. 23b-26

Así como en el comienzo de la vida pública de Jesús, con PENTECOSTÉS se quiere resaltar que algo nuevo comienza... ahora es nuestro tiempo... el tiempo de la COMUNIDAD.

La Presencia del Espíritu en nosotros es el mayor TESTIMONIO de la "Vida de Dios" en nosotros.
De que no somos huérfanos.
De que tenemos hogar - de que hay algo en nosotros más definitivo- donde podemos experimentar estar a salvo de nuestros propios juicios y de las presiones que nos imponen.

Su PRESENCIA  es LIBERTAD en nosotros... desafiándonos a salir de donde estamos...  nos pone en movimiento... nos empuja.

NOS EMPUJA DE LA DUDA A LA CONFIANZA.
DE LA IMPACIENCIA AL TIEMPO HABITADO.
NOS EMPUJA DEL DESALIENTO AL CORAZÓN DESPIERTO A SU MAYOR VERDAD.

Todos tenemos experiencia de que el Evangelio es camino... es Promesa... y que nos invita siempre a estar en búsqueda  sin dar certezas… haciéndonos conscientes de que nuestra fragilidad no nos abandona.
Por eso "el ESPÍRITU viene en ayuda de nuestra fragilidad" para hacernos experimentar esa CONFIANZA que no podemos darnos a nosotros mismos... pero que sí podemos caminar hacia ella.

Caminar hacia la confianza comienza por soltar todas esas opiniones de nosotros mismos y esa cantidad de comparaciones con las que vivimos.
Comienza por atrevernos a poner entre paréntesis lo aprendido de como tienen que ser las cosas… o por dónde tienen que ir.

CAMINAR HACIA LA CONFIANZA EXIGIRÁ DE LA ESCUCHA ATENTA A LA VIDA... TAL COMO APARECE... NO PARA CAMBIAR NADA.

Escuchar se convertirá en una profunda valoración de sí mismo… de querer aprender… supondrá desinterés de nuestra parte… porque "nada se da ya y ahora"... descubriendo una vez más que el tiempo es nuestro compañero de viaje para crecer.

La ESCUCHA de nosotros mismos – de nuestros propios ritmos - es la que nos salvará del DESALIENTO que llega cuando experimentamos que no llegamos… o que “otra vez estamos con lo mismo” (expresión terrible y nefasta).
Y nos abrirá a lo que tiene la vida de POSIBILIDAD y NOVEDAD... aunque venga bajo la misma apariencia.

Pero como estar abiertos a la NOVEDAD si queremos sentirnos seguros todo el tiempo… si  creyendo saberlo todo queremos tenerlo todo ordenado... todo bajo nuestro control.
Como estar abiertos a la NOVEDAD si andamos con tanto MIEDO.
El miedo ha sido utilizado (y lo es todavía) dentro del cristianismo como arma – como estrategia para despertar la atención. Ha causado y causa mucho mal – de ahí que percibimos muchas cosas en nosotros como amenazas – como si por el hecho de pensar esto… o sentir aquello… o hacer tal otra... se nos quitará algo que Dios nos regaló "sin condiciones".

LA PRESENCIA DEL ESPÍRITU ES TESTIMONIO DE QUE NO HAY SITUACIÓN QUE DIOS NO ABRACE, NO ACOMPAÑE Y NO AME.


 Y nos hace comprender que "sabernos en sus manos" - "seguir a Jesús" - "experimentar-nos amados"  es ALGO MUY FRÁGIL.
No se apoya en lo que sentimos hoy... o en lo que sabemos... o en lo que percibimos de nosotros mismos... Además de que se "CAMINA A TIENTAS", se apoya en la CONFIANZA.

NECESITAMOS RECOBRAR LA CONFIANZA.
HACIA ALLÍ NOS EMPUJA EL ESPÍRITU.

Caminar hacia la confianza es caminar hacia nuestro propio corazón.
Caminar hacia la confianza es saber que nuestro corazón no se adhiere fácilmente al Evangelio.
Caminar hacia la confianza es creer que la transformación requiere infinita paciencia – y que podemos en todo momento acoger el Perdón.

SE HAN PREGUNTADO ALGUNA VEZ,
SI LA CONFIANZA DEL CORAZÓN ESTUVIERA AL PRINCIPIO DE TODO, ¿QUE SERÍA DIFERENTE?...

Si estuviese en la base de nuestras maneras de encarar las cosas?
Si estuviese ahí cuando algo nos sale mal… cuando tropezamos?
Cuando experimentamos el límite?
Cuando sentimos las resistencias a ponernos en camino?
Cuando somos rechazados o nos dicen una palabra que no nos gusta?
Cuando nos corrigen?

Si nuestra confianza depende de la presencia de ciertos apoyos… ¿Qué pasará cuando no estén?
NADIE PUEDE CONSTRUIRSE DESDE LA DUDA Y LA SOSPECHA.
DE QUE SI MAÑANA NO HACEMOS ALGO O ALGO NOS SALE MAL ...
NOS DEJARÁN DE QUERER…

El Espíritu en nosotros - verdadero HOGAR  de nuestras vidas - nos dice que SOMOS HIJOS... QUE HABITAN EN NOSOTROS SIN CONDICIONES.
Podemos entonces experimentar PAZ... porque allí nadie nos exige ni nos esclaviza.

PAZ QUE SURGE DE UN CORAZÓN DESPIERTO -NO DORMIDO- A QUIEN REALMENTE LO HABITA.

PAZ que surge de saber que nuestra VERDADERA IDENTIDAD no depende de hacer bien todas las cosas.

Esto no significa ausencia de tironeos...lucha o dolor... más aún caminar hacia esta confianza supondrá ser despojados... porque para "estar en camino" no podemos llevar mucho equipaje.


Hermanos y hermanas...
Hoy frente a nuestras vidas como ayer en Betania -frente a la tumba de Lázaro - el Espíritu de Jesús vuelve a gritar "quiten la piedra..."
Quiten lo que impide que el “aliento de Dios” penetre en cuanto hay de cerrado en nosotros... o en nuestras comunidades... o en nuestras familias.

Con su "confianza en nosotros" vayamos entonces al encuentro de esa Fuente que nos habita...  animemos-nos a atravesar todos esos lugares que nos mantienen alejados de nosotros mismos -y por ende de los demás - y que no nos permiten disfrutar de la vida que surge de esa "agua nueva".

ABRIR LO CERRADO...
PORQUE ALLÍ HAY RIQUEZA POR DESCUBRIR.

El Espíritu que es VIENTO Y FUEGO "viene en ayuda de nuestra debilidad..." Iluminando nuestra consciencia - abriéndonos a la presencia de los otros - desatando los nudos de nuestra historia - soltándonos de los afectos enfermizos - abrazando con nosotros el dolor y la muerte - comunicándonos vida - haciéndonos recordar que el Perdón que nos habita sostiene la confianza.
PODEMOS ENTONCES DEJAR DE DEFENDERNOS... no hay necesidad de negar nada (aun lo que huele mal)... comprendiendo que nuestra desconfianza brota de nuestras heridas.

Abramos el Libro de nuestra Historia Personal 
con sus recuerdos y sus ausencias a la FUERZA de este Viento y Fuego.
Abramos el Libro de nuestra Historia Familiar 
con sus recuerdos y sus ausencias a la FUERZA de este Viento y Fuego.
Abramos el Libro de nuestra Historia Comunitaria 
con sus recuerdos y ausencias a la FUERZA de este Viento y Fuego.

Confiados en palabras que le dijo al Anciano Nicodemo:
-"El viento sopla... no sabes de donde viene ni adónde va... lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu."


No hay tiempos entonces, ni ritmos que nosotros podamos medir...

solo CAMINAR EMPUJADOS HACÍA LA CONFIANZA.










domingo, 1 de junio de 2025

El ciElo es caMino de miSión. Lc 24, 46-53

Que en el ENCUENTRO con la Palabra, el "Señor nos regale un espíritu de revelación... e ilumine nuestro corazón", como reza san Pablo (cfr. Ef 1, 17-23), para reconocer en nosotros, ese mundo interior tan contradictorio que nos hace preguntarnos:
- ¿Verdaderamente queremos vivir en clave de Jesús?.
- ¿Queremos dejar de lado esquemas de vida que nos hacen andar a la defensiva; o más ansiosos porque nada alcanza?
- ¿Queremos que sean iluminados esos espacios de oscuridad que aunque sentimos que nos arrastran... un poco de satisfacción nos dan?.
- ¿Qué le pasa a nuestros verdaderos anhelos -deseos- frente al encuentro constante con los límites?

Así como a los discípulos, a nosotros también, nos podrían hacer el mismo reclamo:
-"Hombres de Galilea, 
¿Por qué siguen parados allí, mirando al cielo?..." (cfr. Hech 1, 1-11)

La fiesta de la ASCENSIÓN -que es una forma diferente de decir Resurrección - Glorificación - etc- viene a revelarnos que el camino de Jesús no terminó con la muerte sino en la VIDA.

Y que ese camino es el que transitan todas nuestras situaciones...
CAMINAMOS HACÍA LA VIDA.

La ASCENSIÓN de JESÚS rompe con el "sentido del tiempo".
Viene a llenar ese espacio ENTRE LO QUE SOMOS EN VERDAD... entre lo que nos habita... percibido por nosotros como futuro...
Y NUESTROS LÍMITES...  aquello en donde -o por donde muchas veces andamos... o nos perdemos.

Con la Ascensión nos regalan un sentido nuevo para lo que vivimos...  nos vuelven a decir que "vale la pena estar de camino"... que no somos ni tenemos que ser siempre así... que las cosas pueden transformarse... que es posible pasar de la cerrazón a la apertura - del juicio a la bendición - del egoísmo al don.


Para eso, NOS RENUEVAN UNA PROMESA:
EL PADRE QUE NOS QUIERE
ES NUESTRA CASA VERDADERA.

ES NUESTRO HOGAR MÁS SEGURO
DONDE PODEMOS ESTAR A SALVO.

Y ESTÁ DENTRO DE NOSOTROS.
ES LA VERDAD MÁS PROFUNDA.

Y como hablar de CIELO es otra manera de hablar de Dios…
entonces podemos decir que EL CIELO ESTA DENTRO DE NOSOTROS.

¿Acaso no lo hemos percibido cuando nos hemos encontrado, "aceptados y amados", en esos espacios que habíamos calificado como "lejos de Dios"?
¿O no lo hemos sentido cuando, llevados por un modo más humano de relación, hemos sido capaces de recibirnos como somos, sin juicio ni condenas?
¿No hemos sentido gozo y alegría después de servir a otros de manera desinteresada?; ¿o cuando hemos dado tiempo y lugar para que otros descansen de sus preocupaciones y dolores?

CAMINO... AMOR... ESCUCHA... SERVICIO... LUGAR.
ESPACIOS DONDE MÁS SE REVELABA QUE JESÚS ERA "UNO CON DIOS".
IR HACIA DIOS -hacia más Vida, hacia más apertura- ES IR HACIA LOS DEMÁS.
EL CIELO ES CAMINO DE MISIÓN; ES 
SER LUGAR DE DIOS SIENDO LUGAR PARA LOS DEMÁS.

PERO,
Nosotros seguimos por la vida recortándonos todo el tiempo... soy esto... soy este sentimiento... soy esta situación... soy este dolor... soy este pensamiento... soy está debilidad, soy esta falla... etc.

Necesitamos encontrarnos con el SILENCIO... allí somos despojados de las voces que escuchamos... que presionan... que nos hacen andar por la vida buscando aceptación - reconocimiento - cariño... Y cuánto más lo buscamos afuera más rechazados y menos entendidos nos sentimos por dentro...

Cuánto miedo a la SOLEDAD hay dentro de nosotros... andamos cómo "fugitivos" de nosotros mismos... y cuánto más la rechazamos o la negamos, más presente se hará.
¿DE DÓNDE VIENE ESO QUE NOS PASA?
Acercarse a la soledad es percibir que ella está cerca de algo que nos falta... de algo que esperamos... no le tengamos miedo... porque cuando somos capaces de ponerle nombre a lo que nos pasa... esto pierde parte de su poder.

DOLERÁ... GRITEMOS PORQUE ÉL LO HACE CON NOSOTROS.
Y permanezcamos allí por un tiempo... que hable nuestra pobreza... escuchemos... y entonces podremos percibir que también guarda un DESEO DE ABSOLUTO - un "anhelo de trascendencia"-  de algo que permanezca para siempre; y allí sabremos que nuestra vida solo en DIOS -en está VIDA que es apertura, don y gratitud- TENDRÁ SU VERDADERO DESCANSO.

Y frágil y débil la soledad será la mensajera de un DON muy precioso... porque justamente DE LA DEBILIDAD SENTIDA -sufrida, aceptada y transformada - "amada de Dios" - SURGEN LA MISERICORDIA Y LA PASIÓN POR LA VIDA.


Pero nosotros no queremos ir por ese camino... preferimos que algo nos calme inmediatamente.
Y solo por ese camino descubriremos quiénes somos en verdad y en quién en verdad confiamos.

LA ASCENSIÓN DE JESÚS nos grita que, "caminamos hacia más vida"... y que el "tiempo" no es más que un registro, "miope y rígido", que sólo mide y valora lo que consigue... el adonde llega... juzgando de pérdida el retroceso o el estar detenidos, etc.

PORQUE SÓLO DIOS EXISTE EN VERDAD...
DÓNDE, "VIVIMOS... NOS MOVEMOS Y EXISTIMOS..."



miércoles, 21 de mayo de 2025

DondE no hAy Amor, no hAy PAZ. Jn 14, 23-29

Estamos dentro de los discursos de aquella cena de despedida... dentro de esos diálogos con la intimidad del corazón de Jesús.. diálogos que revelan... que muestran... que intentan estrechar aún más el vínculo de los discípulos con su maestro.

"Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?... (Jn 14, 22)

Está pregunta que antecede a las palabras de hoy expresan de alguna manera, la experiencia de encuentro que aquellos hombres tuvieron con Dios en la persona de Jesús.

Experiencia que podrían resumirlas en muy pocas palabras:
EL PADRE NOS QUIERE!!!
Y vale la pena vivir sabiéndose alcanzados por un AMOR que ama sin medidas.
AMOR que nos ha creado.
AMOR por quién vivimos.
AMOR que es fuente de todo amor y de toda posibilidad de amar.

Ese AMOR es el que sea convertido en  SEGUIMIENTO.
"El que me ama será fiel a mi Palabra..."
Y no ya desde el esfuerzo que provoca rigidez y resentimientos... sino desde la atención permanente al Amor que nos habita.

Probablemente aquella comunidad... como nosotros hoy... se preguntaron: - ¿Cómo es posible que el AMOR habite en nuestra vida cuando ésta es frágil y pecadora... fallada e incompleta... torpe e indecisa... impura e idólatra?

Recordarán la respuesta de Jesús: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?..." (cfr. Jn 14, 8-14)

Así como hubo que dejarse llevar por el Espíritu para ver a Dios en Jesús... donde nada extraordinario había... así también habrá que dejarse llevar por el Espíritu para sabernos habitados.

Para que la experiencia de sabernos clarificados por dentro... entendidos y perdonados... aceptados y sostenidos... ALCANZADOS Y AMADOS... acciones muy propias del Espíritu de Jesús... nos lleven a la verdad de que DIOS ESTÁ... y que es nuestra "roca firme" sobre la que se apoya toda nuestra vida.

" ¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
  (Sal 138, 7-12)              

"...el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre 
les enseñará todo 
y les recordará lo que les he dicho..."

El Espíritu de Jesús será nuestro "maestro interior"...
Espíritu de Jesús que no es otra cosa que el "Amor de Dios en nosotros".

PRESENCIA QUE CREA AMOR... que empuja a crear relaciones nuevas al estilo de Jesús.
AMOR QUE CREA COMUNIDAD.
AMOR QUE DA VIDA VERDADERA.
Y como el AMOR - JESÚS es DON habrá que dejar de lado toda pretensión de sometimiento y control de los demás... y entonces haremos experiencia de la PAZ.
PORQUE UN AMOR ASÍ CREA PAZ.

"Les dejo la paz, les doy mi paz, 
pero no como la da el mundo."


Y como el AMOR - JESÚS es ACCIÓN DE GRACIAS habrá que dejar de lado toda autosuficiencia y los engaños que dan las apariencias... porque somos "barro amado" nos alcanzará la PAZ al no sentirnos tironeados.

Y como el AMOR - JESÚS  es COMUNIÓN habrá que dejar de lado los miedos a perder protagonismos... habrá que bajar las barreras de lo que consideramos "mío" y abrirnos a lo que es "nuestro"...  y la PAZ alcanzará a la "CASA COMÚN".

EL AMOR QUE ES DON - ACCIÓN DE GRACIAS - COMUNIÓN ES QUIÉN HABITA NUESTRAS VIDAS.
POR ESO EN EL CORAZÓN ESTÁ EL DON Y LA RESPUESTA.
HABRÁ QUE ESCUCHAR HACÍA EL INTERIOR.

Al escuchar nos acercaremos al "CORAZÓN DE NUESTRAS VIDAS" - al "Amor que nos habita" - y esto:

  • Posibilitará la apertura... nos hará salir al encuentro.
  • Construye vínculos fuertes... provoca en nosotros la aceptación de lo diverso.
  • Incluye no margina... Comparte no acumula.
  • Crea consciencia de ser parte de la Creación e invita a ser solidario con ella.
  • Nos hace andar sin temores que frenan procesos.
  • Nos conduce hacía dentro del mar... hacía dentro del mundo... buscando a quienes la oscuridad les robó la esperanza.
  • Nos hace centinelas -custodios- de toda vida... constructores de paz.


El AMOR QUE NOS HABITA "por el Espíritu que se nos ha dado..." nos hace andar atentos a no cerrarnos en los juicios... a no quedarnos en la comodidad del cumplimiento de lo ritual... a no creernos no necesitados del encuentro con aquellos que también son necesitados.

PORQUE CUANDO HAY CERRAZÓN, JUICIO O AUTOSUFICIENCIA,
NO HAY AMOR.
Y DONDE NO HAY AMOR, TAMPOCO HAY PAZ.




lunes, 19 de mayo de 2025

¿Y si el amor empezase por vos?. . Jn 13, 31-35

"AHORA el hijo del hombre
ha sido glorificado
y Dios ha sido glorificado en él..."


Ante la mirada de aquella primera comunidad cristiana está la "Palabra hecha carne" por medio de la cuál Dios nos habló definitivamente.

Ante la mirada de aquellos hombres y mujeres está Jesús quién es "es el resplandor de la Gloria de Dios y la impronta de su ser..."  
(cfr. Hb 1, 1-3)

Y como la "Gloria de Dios" es Dios mostrando su ser en acciones concretas podemos entonces decir que la vida de Jesús - su palabra y sus gestos -desde nacer pobre hasta darse como alimento- muestra la "Gloria de Dios". Por eso la pasión de Jesús será "la hora"donde más se revela "la gloria de Dios" porque es el lugar donde más se reveló quién es Dios dando vida.

Viéndolo amar en medio del rechazo revelaba que DIOS ES AMOR SIN LÍMITES.
Percibiendo su mirada revelaba que DIOS ES TERNURA.
Escuchándolo perdonar revelaba que DIOS ES MISERICORDIA.
Dejándose traspasar revelaba que DIOS ES SALVACIÓN.
Dando la vida por amor revelaba que DIOS ES VIDA.

LA PALABRA ES AMOR
Y EL AMOR SE HA CONVERTIDO EN VIDA.
"PORQUE LA GLORIA DE DIOS ES QUE EL HOMBRE VIVA"
 (s Irineo de Lyon)

Si nos preguntarán si Dios existe o si damos "gloria a Dios", bastaría con una respuesta: Miren...
- Miren cómo buscamos dar vida... cómo nos tratamos... cómo nos ponemos al servicio...
- Miren cómo nos comprendemos... cómo nos perdonamos.
- Miren nuestros rostros... miren cómo celebramos vivir... aún en medio del dolor.
- Miren cómo atendemos a los más débiles... cómo compartimos lo que tenemos... cómo luchamos por una vida mejor para todos... etc... etc...

Bastaría con esta respuesta... pero no, como aquellos discípulos que durante la cena no entendieron a Jesús y durante la pasión se perdieron; nosotros también podemos seguir sin entender o andar perdidos en discusiones que nada tienen que ver con aquello donde la Verdad de lo que creemos se nos juega...

"Así como yo los he amado, amanse también ustedes los unos a los otros..."
"AMAR" - y no de cualquier manera - sino "COMO ÉL NOS AMA" es lo que hace que nos llamemos CRISTIANOS... es lo que habla de que la Vida de Dios está en nosotros. Y  esto NO es una obligación... no es un precepto...  es lo esencial en nuestra vida de seguimiento a Jesús de Nazaret. Pero nosotros seguimos buscando la "añadidura" y no lo "esencial".

"De la abundancia del corazón hablaba la boca", dice un biógrafo de san Francisco.
¿Qué es aquello que sale más de nuestro corazón?
De lo que llevamos dentro - con quién allí nos relacionamos - tendrían que hablar nuestros modos de relacionarnos con los demás.

"En esto reconocerán que son mis discípulos
en el amor que se tengan los unos a los otros."
No es una invitación a amar sólo a los míos - o solo a los que me quieren - o solo a los que me caen bien... se trata de amar y servir como Jesús lo hace... a todos aquellos que se cruzan en nuestro camino...  porque "
Somos lo que amamos y somos desde quien nos ama;  HAY VIDA DONDE HAY AMOR Y DONDE CESA TODA FORMA DE AMOR, CESA TODA FORMA DE VIDA..." (cfr. González de Cardenal, “La entraña del cristianismo”).

Por eso necesitamos comenzar por superar nuestras repulsiones... esa tentación a ignorar - a no escuchar - lo que nos viene de tantas ocasiones extrañas con las que nos encontramos en nuestro camino... Necesitamos descubrir que aquello que rechazamos del otro puede ser  para nosotros voz de Dios... invitación a amar más... a comprender más... a perdonar más... a servir más... a encontrar más vida.

¿CÓMO DECIR QUE CREEMOS EN EL DIOS DE JESÚS -QUE AMAMOS COMO ÉL AMA- SI VEMOS LA NECESIDAD DEL OTRO Y LA RECHAZAMOS O LA IGNORAMOS?


La necesidad del otro interrumpe nuestro camino... nos saca de lo organizado que teníamos nuestro tiempo... o nuestro espacio de trabajo... desestabiliza nuestro ánimo... nubla nuestro entendimiento... El no ver - el ignorar - el no escuchar - el buscar razones - no son más que justificativos para quedarnos en el mismo lugar...

Vemos dolor y nos negamos a comprender.
Vemos soledad y vacío y nos negamos salir al encuentro.
Vemos la ira ajena - las malas respuestas - y nos negamos a escuchar.
Vemos la pobreza y nos negamos compartir.
Vemos debilidad y nos negamos al perdón.
Vemos las capacidades de los demás y nos negamos a reconocerlas.

O vemos nuestro propio miedo a la soledad y nos exponemos a relaciones que nos dañan.
Vemos nuestro miedo al abandono y nos encerramos a todos.
Vemos nuestra dependencia de la mirada ajena y no nos arriesgamos a valorarnos.
Nos vemos mendigando afecto y no nos cuidamos... no ponemos limites... no nos escuchamos.
Vemos nuestra vergüenza por vernos limitados y nos ocultamos... y no hablamos... enfermándonos muchas veces.

ESCUCHAR - COMPRENDER - CUIDAR las propias necesidades como las de los demás es expresión de amor.

SON PUENTES PARA CRECER ... demandan... exigen una mirada nueva... una percepción nueva... una conciencia nueva... una capacidad nueva de paciencia y aceptación...

EXIGEN QUE SUPEREMOS NUESTRAS REPULSIONES.
Que bajemos nuestras barreras...
Que rompamos con nuestros prejuicios...
Que perdamos control...

QUE CONFIEMOS QUE ESOS GRITOS
NOS LLEVARÁN A UNA VERDADERA LIBERTAD...
DE nosotros mismos... de nuestras interpretaciones erróneas que nos encierran... de la desconfianza de lo que surge dentro nuestro... de nuestro narcisismo que exige culto...etc.
Libertad también a los demás... de tener que responder a todas nuestras exigencias...de tener que ocultarnos sus carencias por miedo a nuestras reacciones... etc.

Entonces... ellos y nosotros... nos encontraremos expresando la VIDA DE DIOS QUE ES AMOR según nuestros propios modos... sin necesidad de ocultarlos porque son diferentes... y estaremos glorificando a Dios en nuestras vidas.

Señor Jesús, 
manso y humilde de corazón.
Que podamos ser en medio del mundo
una presencia pacífica,
que alivie la vida de los demás,
dónde todos puedan sentirse seguros,
a salvo, sin miedos a ser evaluados por nosotros.
Señor Jesús, 
rostro de la Misericordia de Dios
enséñanos a amar como Tú.
Amén.